El desencanto

Alguien dijo que la vida era esto
y ahora me suena a sentencia anticipada
cuando la tarde estival se derrama
en otra ocasión desperdiciada.
Camino arrastrando el desencanto
infame impostor de mí mismo
absurdo trovador sin talento
sin tan siquiera algo de lluvia
que aportara un poco de dramatismo.
Me desvanezco en artificio de sombra
ensayando una pose decadente y ridícula
entre indecibles esquinas de viento.
La chica de ayer ahora es la vieja de la esquina
y todas mis excusas suenan a gastadas
trato de decidir si entregar mis torpes armas
o terminar de una vez la botella empezada.
Ya no queda nadie dispuesto a dejarse engañar
no me aceptan en la mesa de juego
mis ases en la manga son borrones de versos
folios arrugados huyendo de su destino
de papelera repleta de barcos que zarparon.
Puede que hasta ahora tuviera su gracia
pero mis chistes ya tienen achaques
y no se fajan tan bien de los golpes
pobre bufón que quiso ser poeta
desconociendo que las palabras
son amantes caprichosas y escurridizas
que dejan de madrugada un hueco insalvable
en el lado izquierdo de tu cama.