Revista Opinión
El desenmascaramiento de la democracia Si en este sórdido país no se conociera tanto a Belén Esteban y a Cristiano Ronaldo, a lo mejor yo no tendría que escribir este post porque todo el mundo estaría al cabo de la calle. La escuela de la sospecha inicialmente estaba constituida por Nietzsche, Freud y Adorno, hoy creo que somos muchos más los que andamos ya por el mundo sospechando que todo lo que se nos cuenta como la verdad es precisamente todo lo contrario, la peor de las mentiras, e intentando un multitudinario desenmascaramiento. La 1ª de estas canallescas mentiras es la de democracia. No hay democracia, no puede haberla en ningún sitio porque para que existiera sería preciso esa igualdad social de la que tanto abomina nuestro Rajoy en sus 2 artículos de El Faro de Vigo. La democracia supone la más rigurosa igualdad de oportunidades ante las jodidas urnas y esto ¿se da en alguna de las democracias del mundo? La muy jodidas en sus simulacros recurren a ficciones pamemas tales como declarar jornadas de reflexión durante las cuales no se puede hablar en ningún sitio de política pero ¿cómo se puede tener tanto cinismo? En las elecciones españolas, que son las que mejor conocemos, ¿tiene las mismas posibilidades de promocionar su programa IU que el PP? Entonces ¿de qué coño de democracia estamos hablando, si el PP dispone de todos esos mamporreros periodistas que militan en todos los diarios y emisoras de radio y de tv de España?: el peso de todos estos medios y de su propaganda es absolutamente aplastante y el PP debería de haber ganado siempre todas las elecciones por la más completa mayoría absoluta. O sea que es absolutamente imposible que en las circunstancias actuales haya la más remota posibilidad de una democracia real. Esto, desde el punto de vista de los medios de comunicación que ponen en contacto a los partidos políticos con la inmensa mayoría de la población, pero hay un impedimiento todavía mucho más eficaz para la existencia de la democracia: la monstruosa acumulación de los medios económicos en manos de la peor de todas las ultraderechas políticas: en nazifascimo neocons capitalista ultraliberal. Son famosas aquellas antediluvianas historias del cacique del pueblo yendo casa por casa comprando los votos mediante uno de aquellos duros de plata que se llamaban vulgarmente del “tío sentao”. Hoy, la técnica para la compra de votos se ha sofisticado mucho y de qué manera. El cine, el fútbol, la literatura y la prensa lo dominan todo y crean un caldo de cultivo para que todo atisbo de pensamiento libre sea perseguido a muerte por el propio sistema. Y lo hace sin utilizar ninguna clase de disimulos, sin máscaras, a cara descubierta, ayer mismo, la Unión Europea impuso al pueblo italiano un presidente de gobierno que todavía no había pasado por las urnas y que, ahora, cuando no ha tenido más remedio que hacerlo, ha sufrido la más estrepitosa de las derrotas, siendo como era un tecnócrata reconocido que iba a sacar a Italia de este pozo sin fondo de la crisis que nos flagela. Mierdas. Pero es que esos jodidos representantes elegidos por esa farsa universal que son las elecciones generales no pintan realmente nada, son simples marionetas colocadas ahí por los auténticos poderes económicos para que se lleven las bofetadas: por ejemplo el puñetero Bambi que se tuvo que tragar en un instante todas sus maravillosas ideas socialdemócratas y abrazar las neoliberales sólo en una puñetera noche, o sea, de la noche a la mañana, ya que se acostó socialista y amaneció liberal capitalista neocon, dicen que porque recibió 2 llamadas telefónicas de Obama y de Merkel. Entonces, que no nos vendan más la misma burra tuerta, coño, que ya somos demasiado mayorcitos y sabemos perfectamente donde nos aprieta el canallesco zapato. Y todo esto porque anoche, en ese espacio de la más absoluta libertad que es Hora 25, no tuve más cojones que aguantar que un tal FerandoVallespín, catedrático y politólogo español, criticara lo más acerbamente posible el sistema político venezolano desde este asqueroso y canallesco sistema español, al propio tiempo que todos los contertulios reconocían que Chávez había conseguido erradicar el analfabetismo y la pobreza de su pueblo e iniciado con éxito una mejor distribución de la riqueza petrolífera del país. Mierdas, otra vez.