Edición: Lumen, 2012
ISBN: 9788426420602
Páginas: 160
Precio: 14,90 €

Sophie Fontanel
A los cuarenta y nueve años, la periodista francesa Sophie Fontanel (París, 1962) tomó la decisión de dejar de mantener relaciones sexuales. Tras muchos encuentros íntimos con los hombres, se dio cuenta de que estos no la satisfacían y optó por no volver a compartir su cuerpo con ellos, al menos durante un tiempo. En El deseo, su sexto libro, relata cómo ha sido la reacción de sus amigos y familiares, que no acaban de comprenderla, y a partir de estos hechos reflexiona sobre cómo la sociedad nos conduce hacia el sexo y los emparejamientos, como si no hubiera otra forma de vida posible. La obra ha vendido cerca de cien mil ejemplares en Francia y acaba de traducirse al castellano.
Ya no soportaba que me cogieran y me zarandearan. Ya no soportaba el dejarme hacer. Había dicho sí demasiadas veces. No había tenido en cuenta la tranquilidad que pedía mi cuerpo (pág. 13).
No estamos ante una novela al uso. Para empezar, porque carece de la estructura habitual en forma de planteamiento, nudo y desenlace: la autora no narra los hechos con un orden lineal, sino que recopila escenas sueltas, a modo de retazos que plasman diversas situaciones que ha vivido, desde momentos en los que sus amigos le preguntan si ya ha encontrado a alguien a una ocasión en la que una chica se piensa que es lesbiana. Son frecuentes las recreaciones junto al grupo de conocidos en las que ella es la única soltera, la «rara». Personalmente, no me parece que lo que cuenta Fontanel sea algo fuera de lo común: voluntaria o involuntariamente, hay muchas mujeres que viven sin intimar con el sector masculino; creo que la particularidad de este caso ha sido el hecho de hacerlo público y expresar en voz alta que tal vez el sexo no es tan importante como a veces se piensa.
Dejen a la gente el tesoro que posee. Su equilibrio indefinible […]. No hay palabras para nombrar la ausencia de vida sexual de los humanos. Decimos “castidad”, pero no es la palabra adecuada. Decimos “abstinencia” y sigue sin ser la palabra adecuada. ”Asexualidad”, tampoco es la palabra adecuada (pág. 36).

Se podía ser diferente en medio de los demás (pág. 39).
Yo no sé si el amor nos vuelve ciegos, pero creo que la soledad nos hace clarividentes (pág. 83).
Aunque resulta evidente que la novela invita a pensar en la no necesidad de sexo, tampoco se trata de una reflexión como tal. No plantea los temas de forma directa, sino que deja que surjan, que floten en medio de cada episodio; la palabra es sutileza. Es aquí donde veo su mayor problema: el lector se acerca a este libro con la esperanza de encontrar una historia o un ensayo interesante que le remueva algo en su interior y le aporte perspectivas nuevas. ¿Lo consigue? Conmigo, no. Hay capítulos bonitos y me gusta la delicadeza con la que la autora aborda el asunto, pero la mayoría tan solo me han provocado indiferencia.

En definitiva, considero que El deseo es una novela que resulta más interesante por lo que sugiere en apariencia que por lo que esconde en su interior. En otras palabras, un ensayo o un texto autobiográfico bien fundamentado sobre la decisión de dejar de mantener relaciones sexuales podría haber dado mucho de sí; sin embargo, en mi opinión la forma de plantearlo de Sophie Fontanel no es la más adecuada para sacarle partido: a los lectores más exigentes les sabrá a poco, y el gran público no conectará con esta forma particular de narrar (por muy bien que se haya vendido en Francia). En general, lo describo como un compendio de situaciones vividas por la protagonista, contadas con delicadeza y sin adentrarse del todo en el meollo del asunto, con lo que permiten que el lector saque sus propias conclusiones. ¿Lo recomiendo? No es el primer título que aconsejaría, pero se lee tan rápido que tampoco perderéis mucho tiempo si decidís darle una oportunidad.
