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El viernes pasado -también el sábado- se celebró en Madrid, dentro del marco del Día Mágico de FIMI, un desfile de moda de Primera Comunión. Como era en Madrid y por la tarde, decidí llevar a mi hija pues seguro que iba a disfrutar viendo tanto vestido largo. Además, era una forma diferente de pasar la tarde juntas y, ya puestos, me podría echar una mano con la tecnología que, como muchas sabéis, no es mi fuerte.
Llegamos al desfile un poco justas, lo suficiente como para darme cuenta de que en el espacio destinado a prensa no íbamos a estar cómodas. Encontramos un huequito en otra parte y allí nos sentamos. La niña se encargaría de grabar el vídeo con el I-Pad y yo de hacer fotos con la cámara del SQVEMCYEEPDMH que es un poquito mejor que la mía y que él, muy generosamente, me había prestado.
Hice un par de fotos antes de empezar el desfile, para calcular distancias y esas cosas pero, cuando me disponía a hacer la tercera -faltaba poco o nada para comenzar el desfile-, la máquina dice que la batería está agotada y se apaga. No hace falta ser muy inteligente y tener mucha imaginación para saber lo que pensé yo en ese momento acerca del buen señor que vive en mi casa. No voy a entrar en detalles por si hay algún menor leyendo el blog.
Asumida la situación decidí afrontarla de cara, sin buscar culpables -más que nada porque ya sabía quien era el único culpable- pero buscando soluciones.
En ese momento me doy cuenta de que a mi lado se ha sentado un chico -bastante más joven que la que suscribe o mejor conservado- con una cámara de esas que tienen un objetivo de dos metros de largo. ¡Este es mi hombre! -pensé yo- y quiero sus fotos.
Decidí desplegar todos mis encantos con el fin de conseguir mi objetivo pero enseguida comprendí que si desplegaba todos mis encantos me quedaba sin fotos. Decidí entonces sacar la cartera pero enseguida caí en la cuenta de que si sacaba la cartera me quedaría sin dinero para pagar el parking.
No me quedaba más remedio que explicarle la dramática situación en la que me encontraba: le hablé del señor que vive en mi casa, de los años que llevamos casados, de nuestros hijos en común, de mi cámara de fotos, de la suya, de mi cobertura de los últimos desfiles, de mi prima Mª José que me deja sus fotos…
No sé si fue porque verdaderamente le di pena o porque quería que me callara de una vez pero pocos minutos después ya formábamos el tándem perfecto: yo, con gran autoridad, frenaba en seco a los niños que desfilaban hacia nosotros y él, con disparo certero, hacía las fotos que luego me enviaría. Excuso decir que las únicas palabras que articuló mi hija en todo el desfile fueron: “!mamá, qué vergüenza!” o “¡qué vergüenza, mamá!”
“Cariño -dije yo- por las lectoras, todo por las lectoras”
Y aquí tenéis el resultado de la vergüenza de mi hija, la amabilidad de Victor Sevillano y la caradura de la que suscribe:
Las tres fotos siguientes son de la nueva colección de Hortensia Maeso, Les Enfants de L´Eden.
Las tres niñas de la siguiente foto están vestidas por PILAR DEL TORO de quien os tengo que hablar mucho más.
Dos niñas vestidas por la simpatiquísima ELENA RUBIO.
Sí, ya sé que falta el nombre de algunas marcas pero es que, dado que nos encontrábamos muy lejos del lugar por donde salían lo niños, no pude ver bien el nombre de las mismas. Tengo bastante claro de quien son pero lo quiero confirmar. Tengo alguna otra foto de las que hizo Victor pero, desgraciadamente, se tuvo que ir antes de que terminara el desfile por lo que hay marcas que no están fotografiadas por él aunque sí por mi hija.
Feliz semana y mil gracias VICTOR.
may 13, 2013Compritas para los Peques