Antonio Blanco Sequera.
Hoy no es extraño escuchar en los sectores populares que apoyan a la revolución decir “ya estamos cansados, que terminen de agarrar esa gente el coroto para ver si vivimos en paz”La oposición en Venezuela está montada en un plan para generar condiciones sociales, políticas y económicas que alteren la estabilidad y gobernabilidad en el país. Esta estrategia se adelanta luego de los resultados del 14-A, cuando la política en el país cambia y los procesos de dinamizan, pues los sectores de la derecha fascista están atacando al gobierno y al Estado por etapas, una forma de horadar la base social del proceso revolucionario.
Los ataques en este nuevo ciclo de la revolución serán policéntricos y simultáneos, golpearnos por todos los frentes, que abarcan, desde el concierto internacional hasta el tema eléctrico, el abastecimiento, la inseguridad y otro elemento que debemos tomar muy en cuenta, las operaciones psicológicas que tienen como objetivo crear la masa crítica.
El desgaste social del gobierno pasa por disminuir el liderazgo de los principales voceros, desde el Presidente Maduro (al decir que no es Chávez) hasta los miembros del gabinete y de los Poderes del Estado.
El tema de la inseguridad y desabastecimiento serán los que mayor fuerza tendrán en esta estrategia, pues son los que tocan de forma directa al ciudadano, porque de lo que se trata es de degastar la fortaleza del pueblo, como ha sucedido en otros procesos como por ejemplo en Nicaragua durante la revolución Sandinista, cuando la estrategia de la derecha internacional fue aumentar los escenarios de guerra e incertidumbre constantes para que el pueblo de forma desesperada buscara otro camino que le garantizara “la paz” y fue así, cuando ya cansado y degastado el pueblo llevó a Violeta Chamorro a la Presidencia entre 1990-1997.
Se están desarrollando procesos complejos en nuestro país que van a requerir de mucha fortaleza ideológica, no solo de la masa sino de los dirigentes, porque el fascismo está haciendo su trabajo, al asediar en cualquier espacio a dirigentes revolucionarios y a personajes públicos que apoyan al gobierno, lo que buscan es mellar la moral y autoestima para así poder dar el golpe que necesitan.