Revista Opinión

El deshielo del siglo XX: Estados Unidos, Cuba y las FARC

Publicado el 18 diciembre 2014 por Gsnotaftershave @GSnotaftershave
Obama

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, habla con su homólogo cubano, Raúl Castro / Casa Blanca.

“El aislamiento no ha funcionado”, esta frase seguramente pasará la historia. Con esta frase el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, anunció que Washington iniciaba un proceso para restablecer las relaciones diplomáticas con Cuba, tras 53 años de estar congeladas. Asimismo, reconoció que a Estados Unidos no le interesa practicar unas políticas de aislamiento que traten de “empujar a Cuba hacia el colapso”.

En el mismo instante que Obama comparecía en la televisión estadounidense, su homólogo en la Habana, Raúl Castro, también explicaba en una cadena cubana que a través de un “un diálogo de alto nivel” y que terminó ayer en una llamada por teléfono entre los dos presidentes, se han restablecido las relaciones entre ambos países. Aún así, el dirigente cubano ponía de relieve que “el principal problema no está resuelto”, que es el bloqueo de Washington somete a la Isla, que desde que se inició hace 54 años ha tenido un coste de 1,1 billones de dólares para la economía cubana y 1.200 millones por año en la estadounidense, según la BBC.

Ahora empieza un camino arduo, especialmente, en Estados Unidos, porque los republicanos tienen la mayoría en el Congreso y, parece, que no le van a poner las cosas fáciles a Obama. De hecho, ya han advertido que el Congreso vetará el restablecimiento de estas relaciones y, por ende, el fin del bloqueo que es una de las piedras angulares las negociaciones.

“No espero que los cambios que estoy anunciado hoy provoquen una transformación de la sociedad cubana”, resaltó Obama.  Precisamente, esta es la principal crítica que le ha venido desde la disidencia cubana en Miami, que considera que con esta medida se legitima a un régimen que no respeta los derechos humanos.

Y aunque desde que Raúl Castro está en el poder, Cuba se ha empezado abrir tímidamente al mundo como lo demuestran las medidas económicas para abrir todo el mercado cubano a la inversión extranjera excepto los sectores de la medicina y la educación, la realidad es que el principal reto del gobierno caribeño será hacer avances en la libertad de expresión o de movimiento, entre otras derechos humanos básicos.

Sin embargo, seguramente, el inicio de las relaciones diplomáticas traerá beneficios para ambas poblaciones separadas simplemente por 166 kilómetros. Con este acuerdo, entre otras cosas, se prevé reabrir la embajada en la Habana, facilitar el envío de remesas y  el intercambio de poblaciones, mejorar el flujo de las comunicaciones,  permitir que especialistas estadounidenses entrenen a empresas privadas cubana y pequeños agricultores, así como que los dos gobiernos cooperen en materia de migración, lucha contra el narcotráfico y la trata de personas.

Aislamiento de Estados Unidos

A nivel mundial, por eso, la realidad es que Estados Unidos cada vez estaba más solo en su política de aislamiento de Cuba. Hasta la Unión Europea inició en abril un diálogo para alcanzar un acuerdo de cooperación. Además, con la creación de la Comunidad de Estados Latinoaméricanos y del Caribe (CELAC), el gobierno de la Habana cada vez tenía más influencia en toda América.

En el año 1948 se creó la Organización de Estados Americanos (OEA), que contaba con todos los países del continente hasta que Cuba fue expulsada en 1962. En 2011, en cambio nació la CELAC con la que los países latinoamericanos buscaban un espacio propio para debatir sus problemas sin la tutela de Estados Unidos y en el que también se incluyera Cuba.  A principios de este año, el gobierno caribeño albergó en la Habana una exitosa Cumbre de la CELAC, en la que acudió hasta el secretario General de Naciones Unidas, Ban Ki Moon, y que sirvió para poner aún más en relieve la soledad de Estados Unidos en sus políticas hacia Cuba.

En esa Cumbre sorprendió que, por primera vez, un secretario General de la OEA, José Miguel Insulza, visitó la Habana. Tal vez ahora, desde la distancia y con el anuncio del restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos, podemos ver que esa visita no fue tan casual, formaba parte de un diálogo que se estaba tejiendo en la sombra y que hoy ha visto sus frutos. Unas negociaciones que han durado dieciocho meses y que tanto Obama como Castro han agradecido al gobierno de Canadá y al Papa Francisco I sus aportaciones y apoyo para que esto terminaran en buen puerto.

¿Final del conflicto colombiano?

Pero esta no es la única noticia bomba con mensaje de paz que nos llegaba este 17 de diciembre desde la Habana.  Este mismo día, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), la guerrilla más antigua de América y con unos 9.000 hombres, anunció el cese el fuego indefinido.

Un mensaje de paz para todos los colombianos que viven sumergidos desde 1964 en un longevo conflicto que ha dejado a sus espaldas entre unas 200.000 víctimas, con más de tres millones de desplazados en el país y unos 140.000 refugiados, la mayoría en Ecuador 55.000, según cifras del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).

Es la primera vez que la guerrilla anuncia un alto el fuego de estas características y, además de manera unilateral, que entraría en vigencia el 20 de diciembre si se cuenta con la verificación de una organización internacional. Un alto el fuego que llega tras un largo proceso de negociación de dos años entre representantes del gobierno y de los guerrilleros, la mayor parte en la Habana, y que se rompió durante un breve período en noviembre.

Eso sí, el jefe negociador de las FARC, Iván Márquez, advierte que este alto el fuego se puede dar por terminado si se comprueba que las “estructuras guerrilleras han sido objeto de ataques por parte de la fuerza pública.”

Ambas cosas, tanto la crisis entre Estados Unidos y Cuba como el conflicto colombiano son longevos en la región y tienen sus inicios en la Guerra Fría. Ambos anuncios traen esperanzas en el continente para que sean pasos fuertes para el deshielo definitivo de los dos últimos reductos de la Guerra Fría que existen en ese continente. Si los dos casos prosperan hacia buen camino, América se convertiría en la región de paz más extensa del mundo.  Y ahora sí podríamos decir adiós, definitivamente, al siglo XX, al menos en América.

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