Los vertebrados terrestres aparecieron como animales semiacuáticos. Luego de millones de años desarrollaron adaptaciones que les permitieron vivir en tierra de forma permanente. Al conquistar la tierra, los vertebrados se dispusieron a colonizar otros nichos, algunos optaron por excavar y otros cuantos por trepar hacia los árboles. Fueron estas criaturas las primeras en lanzarse al vacío y sus descendientes se convirtieron en los primeros vertebrados voladores.
Acanthostega, un simpático animalito que muestra las más antiguas adaptaciones al medio terrestre (aunque paradójicamente era acuático). Arte de Alain Beneteau.
Los primeros huesudos en volar fueron unos simpáticos primos de los dinosaurios, denominados Pterosaurios. Estas criaturas alzaron el vuelo y lo hicieron suyo durante más de 162 millones de años, desde el Triásico tardío al Cretácico tardío. Muchas dudas surgen con respecto a este grupo y una de las más inocentes es también una de las más difíciles. ¿Cómo despegaban? En un tema pasado (clic para ver) señalamos las hipótesis regentes y una de ellas se ha hecho muy popular: la del despegue tipo murciélago vampiro. Pero ¿qué tan viable es?
Pteranodon despegando de forma cuadrúpeda. Arte de Mark Witton.
Su autor y defensor principal, el Dr. Michael B. Habib ha demostrado en diversos trabajos que este modelo es posible y no menos de uno lo cree. Pero el hecho de que sea posible no lo hace probable o "real" (y por real nos estamos refiriendo a realidades científicas, aquellas que son válidas como la mejor explicación hasta ser demostradas falsas o surja una explicación "mejor"). Uno de mis problemas más grandes con esta hipótesis es que no concuerda con la anatomía manual de los pterosaurios. En una sola frase, el despegue es poco probable, pues rompe la mano del animal. Así es, en los modelos se muestran escenarios extremo factibles, pero no se considera (o se hace de forma incorrecta) la anatomía manual de los pterosaurios.
Detalle de la mano de Anhanguera santanae según el modelo de despegue cuadrúpedo. Arte de Julia Molnar. En realidad la mano de este sarurio no es así, pues sus dedos son mucho más largos (clic aquí para ver).
Este no es un problema menor, de hecho es uno gordo. Y no me mal entienda lector, no estoy en contra de la tesis del Dr. Habib, al contrario, la encuentro sumamente factible, sólo que habría que solucionar qué es lo que sucede con la mano, quizá este, fuera de ser un problema, sea la clave para reforzar esta hipótesis.
FUENTES:Habib, M. B. (2008). Comparative evidence for quadrupedal launch in pterosaurs. Zitteliana, 159-166.Pérez González, S. (2011). Pterosaurios: otra forma de volar. REDUCA (Biología), 3(6).
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