Revista América Latina

El desplome del imperio.

Publicado el 10 marzo 2012 por Jmartoranoster
Posted on 9 marzo, 2012 by Marbelys Mavárez Laguna * 

El imperio se desploma, en tanto que el modelo capitalista siente cómo el andamiaje que lo soportaba se va resquebrajando casi de forma irremediable. EEUU -que en el pasado acometió la mayor expresión imperial adoptada por los gobernantes de una Nación- juega una de sus últimas cartas: Siria e Irán, utilizando la otrora excusa del requerimiento de un “orden democrático”, así como la necesidad de garantizar que los países del mundo no acudan a las maniobras nucleares (potestad sólo reservable para el quebrado país del norte). El inicio de la decadencia En el  siglo XXI se habla con frecuencia de la noción de imperio. Esto no es azarístico. Se explica porque la geopolítica mundial ha dado un profundo viraje, tal como lo ha dado la economía global. Para explicar el cambio en dicha geopolítica, se debe aludir el 11 de septiembre de 2001, momento que Inmanuel Wallerstein denomina como “la decadencia de los Estados Unidos en un mundo caótico” (Wallerstein; 2007: 3)   Según el referido autor, “… el 11 de septiembre colocó en el primer plano de nuestra atención cinco realidades de Estados Unidos: los límites de su capacidad militar; la profundidad del sentimiento estadounidense  en el resto del mundo; la cruda realidad de la parranda económica de la década de los noventa; las contradictorias  presiones del nacionalismo estadounidense y lo frágil que es la tradición de nuestras libertades civiles” (Wallerstein; Ob. cit: 4) En relación con la situación militar estadounidense -la mayor potencia militar en el mundo- siguiendo la tesis de Wallerstein se debe decir que un grupo de fanáticos con poco dinero y menos maquinaria militar fue capaz de lanzar un ataque en el territorio de los EEUU. Este escenario hace inexplicable que el 11 de septiembre haya ocurrido, pues desde el punto de vista militar, el 11 de septiembre nunca debió suceder. A lo anterior se añade el hecho que la respuesta, ante lo acontecido en las torres gemelas, fue invadir Irak, país que no tuvo relación alguna con tales ataques.   EEUU, una economía en caída libre Ahora bien, desde el punto de vista económico, Estados Unidos parecía tener un funcionamiento excepcional: alta productividad, un mercado de valores en expansión, bajo desempleo, baja inflación y la liquidación de una enorme deuda pública, creando un excedente muy notable. Pero el cambio en la economía estadounidense no se hizo esperar. Una burbuja inmobiliaria se expandió hacia otros sectores, generando una gran crisis económica en ese país, con sus consecuencias negativas en los sectores productivos y en la confianza en ese país.   Ergo, “Estados Unidos es un poder hegemónico en decadencia  y el 11 de septiembre es una prueba de esto”. (Wallerstein; 2007: 10) Pero, ¿podemos realmente asegurar que EEUU está en decadencia? Para muchos esta afirmación resultaría un exabrupto. No obstante, a juicio del autor EEUU se ha ido desvaneciendo como potencia global desde los años setenta y su respuesta a los ataques terroristas sólo ha acelerado este declive. Economía e industria armamentística contribuyeron a la debacle Ahora bien, en las nuevas relaciones de poder son precisamente los factores económicos, políticos y militares -que contribuyeron a la hegemonía de los EEUU- los que han de producir su subsecuente declinación. ¿Por qué? En la tríada de los factores antes referidos (en estrecha interrelación en el análisis que estamos desarrollando) Estados Unidos resulta actualmente el país más endeudado del mundo. No podría ser de otra manera. Esta nación gasta más de lo que obtiene por concepto de ingresos. Gasta muchísimo en la industria militar con el fin de relegitimar la condición de “hegemón” que privó en su pasado. Estos gastos se producen en el marco de una crisis sistémica del capitalismo. ¿Qué significa una crisis sistémica?  Significa que los mecanismos utilizados para hacer retornar los equilibrios al sistema ya no funcionan… En lenguaje hegeliano se traduce en la imposibilidad de contener las contradicciones inherentes al sistema… Y que el mismo espera su estadio de implosión. Se trata de una crisis del paradigma capitalista. Que no se soporta a sí mismo, rechaza las contradicciones y se repele en tanto se encuentra en un punto de quiebre, intrínsecamente incierto. También se explica de la siguiente forma: EEUU ha apelado a la deuda para lograr ratificar su condición de poder, para mostrar su gran músculo armamentístico, para socavar las bases de las economías de otros países y, en consecuencia, para impulsar el saqueo cultural, económico, de los recursos energéticos y de la biodiversidad. Pero su fórmula fue incluso contra sí mismo…. Hoy vemos los resultados. La deuda en ese país -que ronda los 14 billones 600 mil millones de dólares- ha generado un gran movimiento telúrico en el gran sistema-mundo. Se trata de compromisos impagables y, lo que es peor, sigue in crescendo.  Aunque Republicanos y Demócratas han buscado la salida más viable en el marco del establecimiento de un tope para la deuda externa, ésta ya no tiene límite alguno, pues traspasó cualquier barrera, dejando grandes compromisos a las siguientes generaciones. La burbuja hipotecaria se tradujo en una dantesca hipoteca, pero del país. El debate según el cual es necesario un acuerdo para establecer el nuevo límite a la deuda en los EEUU, luce retórico, falso… ¡No hay salida alguna¡ Lo cierto es que se corre un evidente riesgo: que Estados Unidos no pueda honrar sus obligaciones con consecuencias para su economía y desde luego para el mundo. Dentro de las salidas que podría encontrar EEUU se encuentra Irán –país con el cual pretende buscar una guerra que puede ser de dimensiones y consecuencias insospechadas para la humanidad. Sería otro conflicto bélico “sin sentido”, como el ejecutado en Irak desde el año 2003.  ¿Qué es el límite de la deuda? Se trata de un límite que se le impuso al Gobierno estadounidense desde 1917. Es fijado por el Congreso. Pero este tope se ha incrementado más de 20 veces en los últimos 40 años. Ante este escenario no es pueril pensar en retomar la hegemonía, por cual medio: por la vía de las guerras para apropiarse de recursos energéticos y de la biodiversidad.  Uno de los riesgos que se corre consiste en que el Tesoro de los Estados Unidos no podría cumplir con sus obligaciones de los bonos ni con los gastos del gobierno. En otras palabras, no podría cancelar sus compromisos a todo el mundo, los intereses de la deuda aumentarían y se recortaría el gasto social. El consumo caería… Se generaría una especie de estancamiento económico. Los pagos se verían en  riesgo, y el riesgo-país incrementaría considerablemente como efecto de la misma inestabilidad, el dólar seguiría en caída libre, habría un escenario potenciado de incertidumbre, caos… la bancarrota, pues. De allí que buscar un nuevo conflicto bélico no resulta una tesis descabellada, pues hay que buscar la plata a cualquier costo, muy a pesar de que esto termine acelerando el desplome del llamado sistema-mundo.  Periodista. Trabajadora Social. Profesora universitaria [email protected]

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