Revista Opinión
Parece ser, yo no lo he leído directamente, que la última andanada del Cis, muestra que la Guardia Civil, la Policía, y el Ejército, son de los estamentos mejor valorados por el pueblo español, lo que a mí, que cuento ya 84 años y lo he visto ya todo, no me extraña, porque sé de antiguo que este pueblo nuestro de todos nuestros pecados lo 1º que quiere es seguridad, que se vayan a tomar por culo la igualdad y la libertad, y no te digo nada la fraternidad....
¿Cómo es posible que un pueblo que se está muriendo literalmente de hambre valore sobre todo la seguridad que no es sino la confianza en que todo va a seguir igual pase lo que pase, con los hijos de puta situados cada vez más arriba y con los cabrones de los muy borregos chupándoles el pene a los muy canallas?
¿Hasta qué extremos de degradación puede llegar este jodido animal al que hemos dado en llamar hombre cuando no tiene de ello absolutamente nada?
Ser racional perteneciente al género humano, caracterizado por su inteligencia y lenguaje articulado:
¿Es racional estimar al que te zurre la badana porque se lo mandan, sin razón o con ella?
¿Es racional estimar al que va a tu casa y te echa a la puta calle sólo porque así le interesa al Banco que te prestó el dinero que ahora no le puedes pagar?
¿Es racional estimar al que te quita ese coche que tardaste 20 años en pagar sólo porque lo has aparcado donde ELLOS no quieren?
¿Es racional estimar al que te rompe la cabeza a golpes sólo porque has ido ante el Congreso de los diputados a pedir un poco, sólo un poco, nada más, de justicia?
¿Es racional que esa panda de matones que apenas si suman el 0'00001 por ciento de la población tenga amedrentado al 100x100 restante?
¿Es racional que 20 millones de habitantes, el 50% de la población de este desdichado país no sólo no se atreva a echarse a la puta calle a reclamar sus inalienables derechos: trabajo, vivienda, instrucción, sanidad pública gratuita, y por último, sí, también, seguridad, pero precisamente frente a esos criminales que los han sumido en la más completa de las miserias y que no sólo se regodean de mantenerlos allí sino que, además, se lo gritan a la cara, Andrea Fabra a todos los españoles, “que se jodan, coño, que se jodan”, que no es sino aquello mismo que me gritaban a mí, contra mi compungido rostro: “uno, dos, tres y cuatro, ya tienes Franco ‘pa’ rato”, sino que parece que le gusta que lo potreen, que lo jodan, que se caguen en él, que se rían de él, que saquen su jodida y asquerosa chorra y se meen en su propia cara, en su propia boca?
¿Hasta qué punto tiene que haberse degradado un pueblo, una gente que nació como cualquier otra, que sí, que es verdad, que desde ese momento de su venida al mundo, ha sido sometido a un proceso de destrucción mental, de enajenación intelectual, tan profundo, tan continuo, tan exigente que ahora resulta ya imposible regenerarlo, recuperarlo, hacer que vuelvan a ser realmente esos seres vivos y racionales de que hablan todos los diccionarios del mundo para definirnos como hombres?
Esto tal vez podría ser una atenuante sino fuera por ese regusto por la propia humillación que se evidencia en esa valoración tan positiva que instituciones tan eminentemente represivas como la Guardia Civil, la Policía y el Ejército obtienen siempre en las encuestas que se le hace a este pueblo de borregos absolutamente irrecuperables.
No es baldío sino absolutamente revelador que este mismo pueblo creara y esgrimiera frente a sus detractores ese grito perverso por autohumillante de “Vivan las ‘caenas’”.