Una madre puede tener diversas razones para desear que el destete tenga lugar; desde razones médicas, emocionales, presiones familiares, sociales, etc. El momento en que una madre empieza a desear el cese de su lactancia es también muy variable. A algunas les puede suceder a los pocos días o meses, a otras al cabo de algunos años. En cualquier caso es preferible un destete gradual a un destete brusco. Este último puede generar ingurgitación mamaria (pechos hinchados, duros y doloridos) e incluso mastitis (inflamación e infección del pecho generalmente después de la obstrucción de un conducto debido al cese del drenaje), que no ocurrirían si se permitiese la adaptación de la mama a la disminución progresiva de la succión, como ocurre durante el destete gradual (A menor succión, menor producción hasta que ésta cesa por completo). Desde un punto de vista emocional el destete gradual también es más fácil para el niño.
El destete supone mucho esfuerzo, y madres que han destetado activamente a sus hijos suelen decir que no les quedaba mucho tiempo libre, ya que tenían que emplearlo en distraer a sus hijos de otro modo. Los niños que son destetados antes de superar su necesidad de chupar pueden empezar a chuparse el dedo o incluso a usar chupete si se le ofrece, siendo sustitutos del amamantamiento que pueden proporcionar cierto consuelo a un niño frustrado por el destete. La noche puede ser un momento especialmente difícil para un pequeño que espera mamar y no puede entender la reticencia de su madre; a esa hora pocos de la familia van a estar especialmente racionales y pacientes; el padre puede hacer que el proceso nocturno sea mejor tolerado, proporcionando los cuidados nocturnos al pequeño.
Estrategias para el destete
Independientemente de si lo ha iniciado la madre o el bebé, el destete gradual será el más fácil para ambos. Si la madre quiere iniciar el destete es mejor sugerirle que intente planearlo y hacerlo paulatinamente. Se puede eliminar una toma al día durante dos o tres días, después de los cuales se puede eliminar otra durante unos días y así sucesivamente, lo que hará que la reducción del volumen de leche se haga lentamente evitando la incomodidad de la madre.Si el bebé tiene menos de nueve meses el destete implica la sustitución del pecho por el biberón, por lo que se le ha de sugerir a la madre que consulte con el pediatra antes de empezar a darle leche artificial. El bebé de estos meses a veces toma el pecho por consuelo, por lo que es posible que no tenga que tomar el biberón con tanta frecuencia.Si el bebé tiene entre nueve y doce meses, toma líquidos por un vaso, come otros alimentos y la madre no quiere usar el biberón, quizá pueda sustituir otros alimentos y bebidas por el pecho.El destete planeado para el niño mayor de un año puede ser una experiencia positiva si la madre consigue encontrar alternativas aceptables para ambos: cambios de rutinas, que la madre se anticipe a las tomas con alternativas y distracciones. Cuando el niño tiene más de un año la madre puede “negociar” con él o lograr que aplace alguna toma.Cuando el destete se produce de forma natural, la madre simplemente ayuda a su bebé en su trayectoria natural hacia la independencia y le ofrece alternativas aceptables para ambos. Quizá alguna madre sólo necesite que le aseguren que tarde o temprano su bebé dejará el pecho.
- No ofrecer, no rechazar. No garantiza el tiempo que pueda prolongarse el destete. Es el menos doloroso para el niño.
- Distracción. Se trata de identificar los momentos, lugares y circunstancias en los que el niño suele pedir el pecho, y anticipar alternativas al amamantamiento, para que el niño dirija su atención hacia algo nuevo y atractivo en vez de hacia la pérdida de algo entrañable como mamar.
- Sustitución. Se ofrece comida o bebida al niño para evitar que pida el pecho por hambre. No se trata de sobornarlo con golosinas para que deje el pecho. Sólo funcionará cuando el niño tenga hambre. Hay que tener en cuenta que los niños también maman por afecto hacia su madre, para sentir su cercanía, por consuelo si están cansados, frustrados o con miedo.
- Aplazamiento. Con un niño que ya nos entiende se puede negociar el demorar una toma. El niño debe ser lo bastante maduro para aceptar la espera. Se le puede ofrecer algo que le mantenga contento mientras tanto. El destete por abandono, es decir que la madre se separe del niño por unos días, no es recomendable, ya que el niño no solo se ve privado bruscamente de la leche de su madre, sino también de su presencia, que es vital para su salud afectiva y emocional
El destete programado
El destete programado de un niño puede ser una experiencia positiva si la madre toma en cuenta los sentimientos de su hijo, el tipo de contacto que ofrece la lactancia debe ser reemplazado por otras formas de apego para que un destete planeado se desarrolle sin problemas.Los sentimientos que tiene la madre acerca del destete son importantes, es necesario que se muestre cariñosa, atenta y animada con su hijo mientras dure el proceso.
Si se sintiera culpable podría estar poco cariñosa con su hijo con lo que el pequeño es posible que se volviera ansioso y que exija el pecho con mayor frecuencia.Uno de los beneficios de un destete paulatino y programado es que la madre puede ser flexible e ir adaptándose a las circunstancias según surjan.Además el destete no tiene por que ser “todo o nada”, por ejemplo la madre podría optar por dar el pecho al niño sólo en aquellos momentos más importantes para él (el momento del sueño) y esperar a que esté más dispuesto a dejarlo.
Si un bebé se enoja o llora e insiste en tomar el pecho a pesar de los intentos de distracción, es posible que el destete vaya muy rápido para él.Aunque el pequeño no proteste ante los métodos de destete puede que se den otras señales que indiquen que el destete está perturbando al niño, pues este puede:
- Tartamudear.
- Despertar más por la noche cuando no lo hacía.
- Apegarse más a la madre durante el día.
- Apegarse a algún objeto.
- Mostrar un temor nuevo o mayor a la separación.
- Morder, cuando no lo había hecho antes.Puede haber síntomas físicos como dolor de estómago y estreñimiento.Todos estos síntomas pueden o no deberse al destete, y si la madre se siente preocupada puede aplazar el destete para ver si desaparecen.Otro indicador de que el destete va muy rápido son los efectos en la madre. La señal más obvia es sentir los pechos muy llenos. Otro signo es tratar de mantener al bebé feliz sin darle pecho, lo que puede llevar a fatigarla y tener resentimientos hacia el bebé por el esfuerzo que supone para ella.
Si se siente abrumada o resentida, el destete puede resultar aún más difícil para ella y para su hijo.A veces la madre puede darse cuenta durante el proceso que ha cambiado de parecer, en este caso hay que animar a la madre a hacer lo que considere mejor, pues siempre puede intentar destetar más adelante.
El destete natural. (Destete a iniciativa del niño)
Si el destete sucede a iniciativa del niño va a ser él quien marque la pauta. Algunos niños simplemente un buen día deciden que no quieren mamar más. Otros lo hacen más despacio, paulatinamente se van desinteresando por la lactancia materna, reduciendo la demanda hasta que ésta cesa por completo. Los hay que primero maman solo una vez al día, luego una vez cada varios días, hasta que simplemente dejan de pedir. Sería interesante indagar los sentimientos de la madre, interesarse por su estado emocional, pues a veces sucede que el niño se desteta antes de lo que la madre hubiera esperado y puede que sus expectativas respecto a la lactancia no se hayan colmado, llegando incluso a sentirse culpable y buscar posibles causas para un destete que considera prematuro.Un nuevo embarazo puede tener un papel en el destete del hijo anterior. Debido a los cambios de la leche durante el embarazo (menor volumen, distinto sabor) muchos niños se destetan solos en esta época. Otros prefieren seguir mamando, y continuar haciéndolo tras el nacimiento del nuevo hermano. A esta situación de dos niños de diferentes edades mamando a un tiempo se la ha llamado “lactancia en tándem”.
Algunas personas creen que si el niño no es activamente animado a destetarse, no lo hará nunca por si mismo; sin embargo, esta idea es errónea, como lo demuestra el hecho de que en sociedades en que se permite al niño mamar tanto tiempo como quiera, acaba por destetarse él solo.
En la mayoría de sociedades humanas el destete suele ocurrir pasados los 2 o 3 años de edad; en nuestra cultura ocurría así hasta hace poco más de un siglo. Los acontecimientos que han condicionado en nuestro medio el rechazo cultural hacia la lactancia más allá del primer año son complejos, pero no dejan de ser cuestiones culturales, que no tienen que ver con las necesidades biológicas ni psicológicas del niño.
Está muy extendida la creencia de que a partir de una cierta edad la leche materna no alimenta, que el niño mayor que mama es por vicio, o de que la lactancia prolongada afecta negativamente el desarrollo psicológico del niño.
Estas creencias han llegado a calar profundamente en la mayoría de las personas, incluyendo médicos, psicólogos y pedagogos. Esta presión cultural en contra es el principal inconveniente de la lactancia prolongada; en algunos países, como Estados Unidos, es algo tan inusual que algunos han llegado a verla como una perversión.
Existen casos de madres acusadas de abusos contra sus hijos. De hecho, el estigma social de continuar amamantando a un niño que ya camina o que va a la escuela fuerza incluso a madres seguras de sí mismas a hacerlo en la clandestinidad; los que más han dañado la lactancia prolongada han sido los profesionales de la salud, dando información sin base científica real, a la vez que desalentando a las madres que han querido prolongar la lactancia. Cada especie de mamíferos tiene una edad en la que el destete ocurre de forma natural, que probablemente esté condicionada genéticamente. En nuestra especie es difícil deslindar lo cultural de lo biológico.
La antropóloga K. Dettwyler, de la Universidad de Texas, ha recogido información acerca de la edad de destete de los primates no humanos, poniéndola en relación con variables del ciclo vital, tales como peso al nacimiento, peso del adulto, periodo de gestación y erupción de molares permanentes; extrapolando estos datos a la especie humana, parece que el destete natural podría ocurrir entre los 2 años y medio y los 7 años (4).
Estos datos vienen a ser apoyados por dos hechos de diversa índole:
- • En sociedades actuales en las que el rechazo cultural a la lactancia prolongada no existe, las madres amamantan a sus hijos hasta los 4 años por término medio.
- Se estima que el sistema inmunitario de los seres humanos no está maduro y plenamente operativo hasta los 6 años de edad. Algunas madres necesitan apoyo para manejar las presiones de los demás respecto a una lactancia prolongada. Cuanto más íntima sea la relación con la persona que la critica, más difícil es la situación y más importante llegar a un acuerdo.
Algunas mujeres pueden estar inseguras ante un destete natural por que temen las opiniones de los demás. Si se planea con anticipación la madre quizá pueda dar el pecho de forma discreta o evitar hacerlo fuera de casa.
Estrategias:
- Elegir la ropa con cuidado.
- Escoger una palabra clave para referirse al pecho.
- Tener preparados los sustitutos y distracciones.
- Buscar un lugar apartado para dar el pecho.
- Restringir la lactancia a ciertas horas o lugares.