¿Que sucede con los blogs que hace un par de años eclosionaban y nos informaban de múltiples temas?
Un artículo deel Cronista Comercial nos cuenta de ello.
Facebook mató a los blogs. Facebook logró que quedaran los mejores. Las dos frases parecen antagónicas. Pero no lo son. Están estrechamente vinculadas. La explosión de este formato digital, ocurrida hace cuatro o cinco años, fue abruptamente desalentada por la irrupción de las redes sociales. Miles de usuarios encontraron en plataformas como Facebook y en Twitter, con sus diferencias, la manera de contar aquello que, de otro modo, no lograban si no tenían una bitácora creada.
Sin embargo, a diferencia de lo que muchos esperaban, el blog no murió. Quedaron los mejores o los que tienen algo para aportar, ya que hay algo que este formato conserva que no puede ser remplazado por las comunidades sociales.
Las empresas afianzaron parte de su estrategia comunicacional en los blogs. Entendieron que podía ser un espacio para intentar hacer más fluido el contacto con el cliente. Al mismo tiempo, avanzaron sobre las redes sociales, en el marco de una estrategia que incluye a todas las herramientas digitales.
Las compañías que, entre 2008 y 2009, lograron posicionarse en la blogósfera, en base a desarrollos para ranquear los blogs, debieron ampliar sus servicios. Es el caso de Alianzo, una proveedora de herramientas que permite saber cuáles son los blogs más visitados, por país. Hoy, hace lo mismo con Facebook, Twitter, LinkedIn, YouTube, y FourSquare. La experiencia se replica en el caso de empresas como Alexa, compañía especializada originalmente en evaluación de sitios.
Menos opinión
“En los últimos dos años, seguro que hubo un cambio. No tanto en las audiencias. Lo que sí disminuyó muchísimo es la cantidad de comentarios que se hacen en los blogs. Diría que bajaron casi a cero. La irrupción de las redes sociales como Facebook primero, y Twitter, después, se llevaron puestos los ‘debates’ y las ‘conversaciones’ que existían en los blogs”, cuenta a IT Business Leandro Zanoni, fundador de eBlog y la agencia de nuevos medios Tercerclick.
Las discusiones que, antes, se daban en el blog, pasaron al mundo de las redes sociales, aunque con una característica. Si en el mundo blog, el anonimato era una opción, en el universo de la red social, en su mayoría, ya no. “Los comentarios son más cuidados y no hay tanto ataque virulento ni insultos personales, como sí lo había en los blogs. Esto es positivo en parte, pero también hizo que se redujera mucho la cantidad de opiniones sobre un tema puntual. No siempre el anonimato era equivalente a insultos y, a veces, aportaba buena información de personas que por distintos motivos no podían dar a conocer su identidad verdadera”, comenta Zanoni.
Con una mirada mucho más tajante, Julián Gallo, editor de medios online y uno de los primeros blogueros del país, considera que “Facebook produjo una epidemia de mortalidad de blogs. Mayormente murieron los que utilizaban sus blogs como un ‘diario personal’ (journal). En ese caso, encontraron en la red social hacer lo mismo pero más fácil y con una audiencia permanentemente vinculada”. Para el especialista, la criatura de Mark Zuckerberg, generó que los usuarios y lectores ya no tuvieron que visitar cada sitio o usar servicios como RSS (Really Simple Syndication, formato XML para sindicar y compartir contenido), además de tener mejores herramientas de interacción y una capacidad de viralización intrínseca.
Lectura profunda
En cambio, los especialistas destacan que las bitácoras que lograron sobrevivir son aquellas que publican información que no tiene tanta relación con la brevedad o la inmediatez que proponen las redes. A juicio de Zanoni, estos espacios quedan como canales para escribir textos más largos, reflexivos y de análisis. “El blog, en la actualidad, revaloriza, en cierta forma, el acto de escribir y desarrollar un tema específico”, comenta el experto.
Eso amplía tanto la diversidad como la profundidad de la oferta bloguera. Los hay de cocina, de mujeres embarazadas, de finanzas, de tecnología, de autos, de decoración; la lista es infinita. Y, de la mano de mayor cantidad de herramientas de contenidos, hoy, es posible condimentar con recursos multimedia, como videos y podcasts.
Así el blog pasó a ser una herramienta y de un valor agregado diferentes. “Se trata de una excelente herramienta de publicación de contenido, que queda archivado y que es muy simple de indexar en los buscadores – indica Zanoni- El objetivo: escribir a fondo sobre un tema puntual y que ese texto no sea barrido por el viento que provoca el tiempo real de Twitter”. Gallo va más allá e indica que, directamente, habría que dejar de utilizar la palabra blog para, simplemente, hablar de ‘publicaciones’. “Facebook es un medio inadecuado para escribir historias y producir relatos, más bien es un medio para conversar y derivar. Quien quiere contar, explicar, mostrar una historia o información requiere de capacidades de edición muy superiores a las precarias (primitivas) que le ofrece Facebook. Ese es uno de los usos que los blogs siguen teniendo. En cierto sentido, la depuración logró que los blogs actuales sean mejores (si descartamos a la categoría infecciosa de blogs de propaganda política que abundan en la Argentina)”, subraya.
Ganar audiencias
En cuanto a la amenaza existencial que podrían haber generado las redes sociales a las bitácoras, Zanoni admite que las últimas ya no son lo que eran. “Hubo una depuración natural y necesaria”, comenta. Preguntado sobre si quedaron los mejores, los más insistentes o los que tienen algo para decir, admite que no tiene respuesta.
La perspectiva más comentada es que cualquiera que tenga un blog, inexorablemente, hoy, debe integrarlo a las comunidades para ganar audiencias, generar comentarios y estar presente en el imaginario de los lectores. “Las redes sociales son el torrente sanguíneo de la información; las publicaciones, los contenidos, son como órganos que requieren estar conectados a ellas para existir”, sintetiza Gallo. Una metáfora perfecta de cómo debe articularse una estrategia en medios digitales. A.C