Bíblicamente el destino de un matrimonio es que se conviertan en una sola carne, formen una familia y vivan en armonía hasta que la muerte los separe; y tener acceso a la vida celestial. Mt 19:5-6.
Para alcanzar ese destino, todo matrimonio debe seguir las instrucciones del que diseñó la relación y el destino: Dios.
Durante el desarrollo de la vida, el matrimonio va construyendo el camino hacia su destino, frecuentemente con dificultades y obstáculos. Eso es totalmente normal. Así es la vida. Lo importante es que a pesar de todo, mantengamos el curso de nuestra vida y del matrimonio.
Nuestro Padre Celestial nos advierte que tenemos también un enemigo que va a tratar de sacarnos del curso hacia nuestro destino. El le llama el enemigo de nuestras almas. Usando estrategias, asechanzas y tentaciones sobre nuestras debilidades humanas ese enemigo trata constantemente de sacarnos del curso.
Por esa razón debemos mantenernos en el curso, puestos los ojos y el entendimiento sobre las instrucciones de Dios en su palabra la Biblia, para que podamos librarnos de las asechanzas del enemigo y mantener el curso de nuestra vida y nuestro matrimonio.
Actitudes que nos pueden sacar del curso de nuestras vidas:
La debilidad espiritual. Cuando nos aflojamos de nuestra relación personal con Dios, bajamos nuestras defensas y quedamos a expensas de los ataques del enemigo.
La desobediencia a los principios de vida del Reino. Si conociendo los principios no los llevamos a la práctica, nos extraviamos y nos confundimos en el propósito de Dios para nuestras vidas.
El pasado. Vivir en las ofensas y las circunstancias del pasado frecuentemente conduce a perder el rumbo.
La falta de Perdón endurece los corazones y trae ceguera espiritual que nos hace perder el rumbo.
La Intolerancia. Es necesario practicar la tolerancia y la humildad para poder mantenernos en el curso.
Las malas amistades corrompen las buenas costumbres y nos desvían del rumbo a nuestro destino.
El amor al dinero, a los placeres y a las cosas materiales, muy frecuentemente nos desvían hacia otro destino.
Medita con tu cónyuge en estas actitudes que pueden estar afectando el curso de tu vida y de tu matrimonio en detrimento de tu familia y tus generaciones. Tomen decisiones hoy mismo que los libre de desviarse del curso de Dios para ustedes. Si se han desviado, pidan perdón a Dios y pídanle fuerza para tomar las decisiones que sean necesarias para ajustar el rumbo en función del propósito de Dios para ustedes como matrimonio y familia.
Esfuérzate por mantener el curso de tu vida en obediencia a los principios de vida del Reino y entonces todas las promesas de Dios se cumplirán en tu vida y alcanzarás el propósito para el que fuiste creado.
Tu matrimonio y tu familia es el tesoro más valioso que Dios te ha dado.