Un buen amigo, me remite desde Vitoria este texto, que le llega, a su vez, de su amigo Carlos. El texto me gusta y le pregunto por el autor. Me dice que el texto no es suyo, ni tampoco de un uruguayo.
Comienza la investigación. Localizamos el texto original titulado: "Marga, Perón, el electricista y yo", firmado por Elena Torresy publicado en un portal argentino. Alguien cambio el título, varios de los personajes que aparecen en el post y lo llevó a la red tan fresco. "Está muy bueno, -me dice Mario- pero no era nuestro, si bien el Plata sólo nos une y las vivencias son idénticas".
En el centro del living de mi casa tengo un aparador enorme sobre el cual habitan adornos varios. En medio de recuerditos (1), peces de colores, cerámicos y demases, se erige un busto pequeño del General Liber Seregni (2). Es la herencia que me dejó Marga, la señora que trabajó en mi casa durante mi infancia y adolescencia. Desde mi mirada de niño, su trabajo consistía en cuidarme y hacerme feliz. Supe recién a los diez años que no éramos parientes y que venía a casa por un sueldo. Ella se encargó de que supiera que además venía por amor. Y siempre le agradezco ese gesto porque yo la quería con locura. No podía concebir su ausencia. Aún no puedo. La extraño cada día.
Antes de morir, me dijo que me dejaba esta piedra preciosa, porque finalmente yo había entendido desde el corazón a la izquierda y estaba seguro de que se la iba a cuidar. Ella sabía que yo no era socialista (3) y sin embargo confió en mí para proteger su tesoro. Marga no quería convertirme al socialismo. (4) Para ella, en su inmensa sabiduría popular, bastaba con comprender la infamia de los gorilas y los boludos que los secundan.
Así llegó a mis manos una tarde de invierno, esta estatuilla que ella había escondido de las fauces de los milicos (5) golpistas allanadores de hogares, junto con un par de diarios y unos artículos de Marcha (6). Los había protegido en celofán y cartón corrugado, al fondo de un baúl durante los años de proscripción (7) criminal, esperando el momento de sacarlos otra vez a relucir con el orgullo frenteamplista que la caracterizaba.
Para mí, recibir ese tesoro, fue de las cosas más sublimes que me han sucedido. Que me entregue esa forma de amor en mis manos, que confíe en mí para cuidarla, fue una clara demostración de lo mucho que nos habíamos querido y lo profundamente conectados que estábamos.
Desde entonces el General Seregni (8) corona mi sala, en el punto exacto donde cae por mera física de la luz y la óptica, todas las miradas. Sonriente bajo una estética de película de los setenta, el pelo engominado y la su sonrisa amplia.
Se nota que no lo hizo un escultor avezado. Se intuye la mano ingenua de alguien del pueblo con habilidades innatas y pasión por forjar su recuerdo. Los colores son de cinemascope y toda la pieza es un viaje en el tiempo.
Preside, sonriente y pleno el ambiente principal de mi casa, y quien entra, no puede evitar toparse con el.
Ayer vino un electricista.
- Qué souvenir tan simpático - dijo de pronto con tono burlón mientras sacaba sus herramientas de un bolsito baqueteado
- No es un souvenir.
- Ah no? - continuó con más sorna
- No. Es un detector de gorilas y boludos fascistas.
Me miró con odio. Lo miré con desprecio.
- No sé si podré hacer este trabajo, me dijo.
- Pienso lo mismo. Lo acompaño - le dije señalando la salida.
Guardó todo en el bolsito con fastidio y mientras salíamos por el largo pasillo que separa mi casa de la calle, murmuró entre dientes
- Qué mal que le hace a la gente el fanatismo
- Vio que era cierto? - le dije manteniendo el suspenso de manera tal de que esté ya afuera y yo detrás de la reja que me protegería de su violencia.
- Qué cosa? - preguntó irónico ya desde la calle
- Que era un detector. Mire que rápido le hizo saltar la ficha el souvenir! Diez minutos y ya mide 100% de boludez en sangre. Porque gorila fascista de verdad UD no es. Los gorilas fascistas son gente de plata , importantes. Y para eso UD debería al menos renovar su bolsita de herramientas.
Gracias por venir. - le dije con los dedos en V y una sonrisa ancha mientras le cerraba la puerta de madera en la cara.
Cuando regresaba por el mismo pasillo, miré hacia el cielo. Estaba Marga. La vi y hasta pude escuchar su voz en un grito de dignidad que se hizo himno:
“Viva El General Seregni y viva el Frente Amplio (9) carajo!!!
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*Líber Seregni, fundador del partido Frente Amplio, (el partido de Mujica), y primer candidato a presidente.
En el texto original:
(1) Alebrijes
(2) Eva y Perón.
(3) Peronista
(4) Socialismo
(5) fusiladores
(6) Un libro de Eva
(7) y dictadura
(8) Evita y el Pocho
(9) Viva Perón, carajo
ImagenPanorámica de Montevideo, De Marcelo Campi - Imported from 500px - commons
Fuente original:
Red Nacional y Popular de Noticias
Viva Perón, carajo