Revista Religión
Pablo escribió: “Pero con respecto a la venida de nuestro Señor Jesucristo, y nuestra reunión con él, os rogamos, hermanos, que no os dejéis mover fácilmente de vuestro modo de pensar, ni os conturbéis, ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta como si fuera nuestra, en el sentido de que el día del Señor está cerca” (2 Tesalonicenses 2:1-2).
Los burladores señalan lo siguiente: “Ven, alguien en la iglesia primitiva sacudió a los creyentes con el mensaje de que Cristo estaba a punto de venir. Y Pablo les dijo: “No, no se preocupen por ello. Que no los perturbe o tome su atención”.
Pero eso no es lo que el texto original en griego revela: La raíz de la palabra es “[no sean sacudidos]…respecto a que el Señor ha venido”. Lo que perturbaba a los tesalonicenses era que ellos pensaban que Cristo ya había venido, y que ellos se lo habían perdido. Pablo los reafirma en el siguiente versículo: “Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición” (1 Tesalonicenses 2:3). Pablo estaba refiriéndose sólo a los temores de ellos, cuando dijo: “No se preocupen, porque dos cosas deben acontecer primeramente”.
Entonces, ¿cuál era la posición doctrinal de Pablo respecto al retorno de Cristo? La hallamos en dos pasajes: “Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos. La noche está avanzada, y se acerca el día” (Romanos 13:11-12). “Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca” (Filipenses 4:5). Pablo está clamando: “¡Despierten! Ya pasamos la medianoche. La venida del Señor está cerca, ¡despabílense! No sean ociosos. Jesús vuelve por aquéllos que lo esperan”.
Los escépticos pueden preguntar: “Pero, ¿qué acerca de las propias palabras de Pablo? Ciertamente él dijo que dos cosas debían suceder antes que Cristo retorne. Primeramente, el Señor no puede volver hasta que la gran apostasía no se lleve a cabo. Y segundo, el Anticristo tiene que levantarse y proclamarse a sí mismo como Dios. Debemos ver al Anticristo sentado en el templo, exigiendo que la gente lo adore, antes que regrese Jesús”.
Primero, uno tendría que estar voluntariamente ciego para no ver esta horrenda apostasía tomando el control de todo el mundo. La incredulidad está barriendo a todas las naciones, por doquier, los creyentes se están apartando de la fe. La apostasía a la que se refiere Pablo, claramente ha llegado ya.
Algunos quizás digan: “Pablo dice con claridad que Jesús no puede volver hasta que el Anticristo no esté en el poder”. Considere lo que dice la Escritura: “¿Quién es el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo? Este es anticristo, el que niega al Padre y al Hijo” (1 Juan 2:22). De acuerdo a Juan, el Anticristo es cualquiera que niega al Padre y al Hijo. Más aun, él dice que la proliferación de tales Anticristos es prueba de que estamos viviendo en los postreros días. En resumen, ¡no hay nada que esté reteniendo el regreso de Cristo!
(David Wilkerson, fallecido)