Había un sueño colectivo que venía desde hace tiempo: Provincias Unidas en Sud América. Origen y destino. Un solo país con capital en Cuzco. Por aquello que sangraron los cientos de miles que habían seguido a Tupac Amaru en 1780. El mandato profundo que entendieron Artigas, Belgrano, Güemes y San Martín y que, por lo tanto, los convirtió en líderes populares.
El 19 de julio, en sesión secreta, el diputado Medrano hizo aprobar una modificación a la fórmula del juramento, agregando después de “independiente del rey Fernando VII, sus sucesores y metrópoli”, la frase: “y de toda otra dominación extranjera.” Allí se completaba la idea surgida en los campos de batalla del continente. Ser independientes “de toda otra dominación extranjera”.
(Carlos del Frade, en “Varias independencias, varias dependencias”)