Dice un refrán catalán lo siguiente:
Quan la Candelera plora, el fred és fora; quan la Candelera riu, el fred és viu; però tant si riu com si plora, mig hivern fora
En una traducción libre, podríamos decir que: Cuando la Candelaria llora, el frío está fuera; cuando la Candelaria ríe, el frío está vivo; pero tanto si ríe como si llora, medio invierno fuera.
Por cierto, Candelaria es también un municipio de la isla de Tenerife.
(Fuente: editando)
Hoy se celebra en la Norteamérica rural el Día de la Marmota, en que, dependiendo del comportamiento de una marmota al salir de su madriguera, se predice si la primavera se va a avanzar, o tendremos un invierno largo. La más famosa es la que se celebra en el pueblo de Punxsutawney (Pennsylvania), que fue inmortalizada en la película Groundhog Day (Atrapado en el Tiempo) (1993) dirigida por Harold Ramis y protagonizada por Bill Murray y Andie MacDowell. En ella, un reportero que cubre esa celebración, se ve condenado a repetir la misma jornada una y otra vez, lo que genera giros muy interesantes en el guión. Popularmente, la expresión Día de la Marmota tiende a tener el significado asociado a esa película: una situación que se repite cansinamente una y otra vez, sin modificaciones ni evoluciones aparentes. Curiosamente, muchas de las cosas que rodean nuestra vida cotidiana nos sugieren al Día de la Marmota. Y a su segunda interpretación: que es una insensatez esperar obtener un resultado diferente haciendo siempre lo mismo. Hay cosas (y personas) que resultan graciosas en pequeñas dosis. Pero su reiteración acaba resultando estomagante. En política estamos asistiendo a nuestro particular Día de la Marmota. La segunda ronda de contactos de los líderes de las diversas formaciones con el Rey parece producirse en circunstancias prácticamente idénticas a la de hace un par de semanas, sin avances de ningún tipo. En resumen, sin que hayan hecho los deberes. Sólo espero que el Rey tome, esta vez, una decisión diferente, para salir de un bucle que podría ser infinito. Ya es hora de que los líderes, especialmente Rajoy y Sánchez, salgan de su tacticismo y dontancredismo, y empiecen a hacer los deberes que les hemos dado los ciudadanos en las urnas. Hasta ahora nunca había habido problemas de este tipo, porque la situación que dejaban las urnas era bastante clara, con un partido claramente destacado, con mayoría absoluta o muy próxima, y no había dudas sobre quién debía asumir la investidura. Pero tras la espantada de Rajoy en la primera ronda, poniéndose de perfil para que se estrelle el siguiente, esta ocasión es diferente de todas las anteriores. Esta vez, me parece que el Rey debe asumir sus funciones de Jefe del Estado y poner firmes a los diversos líderes, forzándoles a que hagan sus deberes, a que lleven adelante las pertinentes negociaciones hasta el final, para validar si sus respectivos proyectos políticos tienen buenas posibilidades de superar una investidura. Desde mi punto de vista, si yo fuera el Rey (que ya me gustaría, ya) abriría formalmente un período de negociación política (de un par de semanas), y citaría a los líderes a una nueva ronda con todas las posibilidades exploradas a conciencia.Los cuatro líderes políticos, sumidos en la inacción.
(Fuente: elperiodico)