Martínez de Pisón es de los pocos narradores españoles que se toman en serio su profesión de escritor [otros son más proclives a la promoción o al espectáculo]. Su obsesión por la perfección se refleja en el conjunto de El día de mañana, una obra de altura literaria que permite entender la realidad española de la postguerra (y pre-democracia) desde distintas perspectivas, todo ello centrado en un personaje, en un traidor.
Como informa la sinopsis, Justo Gil es un emigrante recién instalado en Barcelona, un joven avispado y ambicioso que, llevado por los vaivenes del destino, acaba convirtiéndose en confidente de la Brigada Social, la policía política del régimen. Una docena de personajes cuentan cómo conocieron a Justo en algún momento de sus vidas y cómo fue su relación con él. Sus testimonios conforman una visión amplia de la cambiante realidad de los años sesenta y setenta, al tiempo que reconstruyen la historia de la degradación personal de un individuo cuya evolución y comportamiento ayudan a entender parcelas de ese capítulo de la historia reciente.
Y lo hace con una calidad [y calidez} fuera de lo común. Para ello utiliza las voces de distintos personajes –al principio algo difícil de seguir– que desgranan su experiencia con él y muestran la evolución del propio protagonista que se mueve por una zona gris de afectos e intereses. Por cierto, magnífica la presentación de una sociedad intelectual catalana que juega a ser de izquierdas y antifranquista cuando sólo son unos niños de papá.
Recomendable por la temática y por la madurez narrativa de su autor.
El día de mañana
Ignacio Martínez de Pisón
Editorial Seix Barral
Págs. 377