Mi agenda me dice que hoy se celebra el día de san Crispín; y también el de su hermano san Crispiano. Los dos eran romanos, los dos eran zapateros, los dos fueron martirizados en el siglo III. En realidad, parece que su fiesta se celebra el 25 de octubre, pero hoy me apetece escribir sobre ellos. Y más que sobre ellos, sobre Crispín; por dos motivos. El primero es que nunca he conocido a nadie que se llamara así, con la excepción de uno de mis personajes de ficción favoritos: el joven y simpático escudero del Capitán Trueno.
El segundo motivo es que la Batalla de Azincourt (o Agincourt), que tuvo lugar el 25 de octubre de 1415, fiesta de san Crispín y Crispìniano. Al mando de Enrique (Harry), las tropas inglesas masacraron a los franceses. Shakespeare, en la segunda parte de Henry Vth, nos cuenta que el monarca inglés se dirigió a sus cansadas tropas antes de la batalla, con un discurso en el que menciona al santo del día.
En la película Enrique V (Henry Vth, 1989), dirigida y protagonizada por Kenneth Branagh, el momento de la arenga de Harry a sus hombres (ataviado en rojo y azul, los colores Plantagenet) me resulta particularmente emocionante ("We few, we happy few, we band of brothers"). Disfrutadlo.
En la película homónima de 1944, dirigida y protagonizada por Sir Laurence Olivier, el discurso quizás pierde la fuerza de una arenga a la multitud. Es más contenido, como si Enrique lo pronunciara en el Parlamento. También merece la pena.