Este país cada día está más loco.
Anoche Madrid era un caos, por momentos, infernal. Si había sido poco el jaleo durante la semana en las calles de Madrid por la huelga de Metro, llegó el sábado, la noche, y por supuesto y como buena generación borracha, las ganas de beber.
No es la primera vez que habló aquí sobre el hecho confuso que se produce en la noche madrileña entre lo que es una celebración "por algo" y la quedada para un macrobotellón.
Anoche Madrid volvió a ser mezcla de eso y por partida doble. De una lado el conjunto de gays y lesbiana que como cada año celebran el día del 'orgullo'. Muy bien, todo correcto. Al otro lado, las masas ingentes que con la bandera al hombre salen a la calle a gritar un ¡¡ Podemos !! que por momentos se hace cansino, igual, bien, sin problema.
Lo malo es cuando unos y otros toman como hordas sin cabeza las calles de Madrid y lo convierten todo en un escenario de guerra. Noches como la de ayer cada vez me dejan más claro la pérdida total del sentido cívico. Como siempre he dicho, no soy hipócrita y no diré que nunca he bebido en la calle, pero lo que no falseo es la realidad de decir que apoyo a mi Selección o que quiero un día para reivindicar mi condición sexual y que luego todo eso sea una mera excusa para beber en la calle.