A Pablobarber y Araphant
No estábamos nosotros para darle lecciones a nadie de cómo votar bien (si es que eso se puede), pero cuando asumimos que no fue y nos vimos reflejados en ellos, los miramos desde arriba durante un instante con desprecio, para luego dar paso a un gesto de incomprensión seguido de gritos, de gritos y de miedo, porque lo que no nos imaginábamos es que prefirieran morir de odio que de esperanza.