El día en el que Dios se fue de viaje (Philippe Van Leeuw, 2.009) - Versión Original
Ficha:
Título Original: Le jour où Dieu est parti en voyage.
Director: Philippe Van Leeuw.
Guionista: Philippe Van Leeuw.
Intérpretes: Ruth Keza Nirere, Lola Tuyaerts, Afazali Dawaele.
Productores: Patrick Quinet, Toussaint Tiendrebeogo.
Fotografía: Marc Koninckx.
Música: Shanel.
Montaje: Andrée Davanture.
País: Francia, Bélgica.
Año: 2.009.
Duración: 99 minutos.
Edad: No recomendada para menores de 16 años.
Género: Drama, Histórica.
Distribuidora: Barton Films, S. L.
Estreno: 28-05-2.010.
WEB Oficial: Web Oficial de la película en España.
Espectadores: 1.380.
Recaudación: 7.479,84 €.
Calificación: 5,849.
Sinopsis:
Ruanda, abril de 1.994. Durante los primeros días del genocidio, los occidentales huyen del país. Antes de ser evacuados, una familia belga encuentra un escondite para Jacqueline, su joven niñera, en el ático. A pesar del horror que está teniendo lugar fuera, Jacqueline abandona su escondite para encontrar el camino de vuelta a su pueblo y sus hijos hasta encontrar sus cuerpos sin vida entre los cadáveres. Expulsada de su hogar y su pueblo, cazada como un animal, busca refugio en el bosque.
Comentario:
Una mirada a un caso concreto, personal e intransferible, del genocidio de Ruanda. El film comienza en la ciudad de Kigali, cuando los cascos azules de la ONU se están llevando a los occidentales, dejando a los tutsis solos, en inminente peligro de ser masacrados por los hutus. En esta tesitura Jacqueline, una joven madre tutsi, niñera de una familia blanca, se queda sola, escondida en el falso techo de la casa donde trabajaba. Cuando sale al exterior se encuentra a los suyos asesinados. Se quedará sola en el bosque, luchando por su supervivencia, aunque ya ha muerto dentro de ella, y está descendiendo por la oscura senda de la desesperación.
Crítica:
30-04-2.010 – QIM CASAS
Genocidio en Ruanda
Esta película de producción esencialmente belga sobre el conflicto de Ruanda se rodó y publicitó en un primer momento con el muy descriptivo título de "Rwanda, april 7, 1.994". Ese día empezó el genocidio de la etnia tutsi perpetrada por los hutus. Finalmente, el filme modificó su título al más poético y a la vez aterrador "El día que Dios se fue de viaje".
Los dos sirven a la perfección a los intereses de la película. Aquel abril de 1.994 comenzaron las matanzas, las violaciones, los asaltos y la barbarie porque, entre muchas otras cosas, Dios –cualquier Dios según cualquier creencia: en Ruanda solo hay un 20 % de católicos– decidió irse de viaje y dejar a tantos ruandeses a expensas de la violencia irracional.
La cinta realizada por Philippe van Leeuw, ganadora del premio Nuevos Directores en el pasado festival de San Sebastián, no tiene nada que ver con otras películas, generalmente de producción anglosajona, que han contemplado el conflicto de Ruanda desde fuera, caso de "Hotel Ruanda" o "Disparando a perros", productos muy simplistas y casi siempre construidos alrededor de una figura ejemplar que ayuda a las víctimas.
El cineasta belga opera en una dirección completamente alejada del panfleto y del drama que busca por la vía más fácil la adhesión del espectador sensibilizado con el tema. La violencia está en 'off' durante muchos de sus planos y el relato se centra en la lucha por la supervivencia de una mujer y un hombre perseguidos por los genocidas y escondidos en el corazón de la selva.
El conflicto de Ruanda está ahí, bien visible, es una evidencia; pero la película es también una extrapolación, una abstracción. No hay arengas ni discursos, ni se intenta justificar la mala conciencia de los europeos que se fueron del país y dejaron a los más débiles a su suerte: en la primera secuencia del filme, la protagonista femenina se esconde en un pequeño compartimento en el techo de la casa mientras la familia belga para la que ha trabajado abandona el lugar.
Ese grado de abstracción y de depuración del relato, que hace que el filme sea un documento directo y visceral sobre cualquier guerra y cualquier genocidio, no diluye ni mucho menos la dureza de lo mostrado ni deja de concienciar sobre otra más de las barbaries perpetradas en la llamada era moderna.
"El día que Dios se fue de viaje" es una película terrible que muestra el conflicto sin teorizar sobre las razones de unos y otros, sigue con la pura y simple lucha por mantenerse con vida, apela a la necesidad del afecto en situaciones límite y discurre, progresiva y dolorosamente, hacia los confines de la locura. Podrá contarse de cien maneras distintas el genocidio de Ruanda, pero pocas superarán en riesgo y esencialidad a esta película.
Fuente
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