Revista Ebusiness

El día en que casi abandono mi blog

Por Vmartinp @vmdeluxe

Antes de que sigas leyendo quiero avisarte, porque este es probablemente el artículo más personal que he escrito hasta la fecha. No vas a encontrar social media, ni marketing online, ni consejos, únicamente explicaciones de por qué hace unos meses casi abandono mi blog y por qué ya no publico casi cada día.

Víctor y Nil

Nunca había sido tan consciente como hasta ahora de una especie de aura que nos rodea a algunos bloggers y emprendedores; un aura de héroes o súper-loquesea que hace pensar que todo lo que tocamos se convierte en oro. Este aura que roza el misticismo en ciertas ocasiones hace que muchos otros bloggers se comparen con otros y acaben frustrados viendo el éxito ajeno sin llegar a comprender dónde radica la clave de ese éxito.

Publicaciones casi a diario, proyectos y más proyectos, productos, libros y un largo etc. que encumbran al blogger como si de un superhéroe se tratase. Pero lo que no se ve entre tanto post y tanto ruido es lo que hay “detrás de las cámaras”: personas “normales”. Lo pongo entre comillas porque en mi caso creo que estoy dentro de esa normalidad aunque en muchos otros casos podría no encajar con esa definición o etiqueta.

Las preguntas más repetidas

¿Por qué ya no publicas tanto? ¿Dónde te has metido? ¿Oye, te pasa algo?

Estas preguntas se han repetido a lo largo de cinco meses, periodo en el que he dejado de publicar artículos tan a menudo. De la noche a la mañana pasé de publicar casi cada día a publicar una vez por semana si llega. Y muchos de los que me seguís no entendíais qué había pasado para que de repente dejase de publicar artículos.

He de decir que me sigue sorprendiendo que haya tanta gente pendiente de lo que hago, cosa que me halaga muchísimo y que es uno de los motivos por los que este blog no se cerró hace cinco meses.

Un artículo muy personal que publiqué en Phusions hizo que las personas que sabían que colaboro con la web, al ver el artículo no tardasen mucho en preguntarme qué me pasaba. Creo que eso hizo atar cabos algunas personas.

La explicación a todo esto

Algunos ya sabéis el motivo de que haya dejado de publicar de forma tan seguida, y es que en momentos de debilidad es normal necesitar explicar tus problemas a alguien para poder desahogarte un poco (una prueba más de que soy humano).

Hace cinco meses tuve una conversación con el pediatra de mi hijo Nil que me cambió la vida. No os daré muchos detalles sobre este tema porque considero que no es necesario, pero para que me entendáis os diré que esa conversación ha sido el detonante para que cambie mi vida, para que cambien mis prioridades, para que todos mis esquemas se desmonten.

Todos los padres queremos que nuestros hijos crezcan sanos y sin problemas ¿verdad? Mi hijo me necesita y yo voy a estar a su lado ahora más que nunca.

Esto hizo que en su día me plantease muchas cosas, acerca del trabajo, de mis proyectos, de mi tiempo, del blog, de todas las actividades que me puedan robar minutos de mi día a día.

Mi momento de bajón

Los que me conocen saben que soy una persona súper optimista y positiva. No está bien que sea yo quien me defina, pero creo que no miento en esto.

Pero el problema de mi hijo hizo que me hundiese yo solo en poco tiempo. Es curioso cómo hasta la persona más fuerte siempre tiene un punto débil, no importa lo fuerte que sea mentalmente ni lo resiliente que se considere. Yo no encontraba consuelo en nada, me habían dado un palo enorme y no me podía levantar.

Todo esto como no, me afectó en varios aspectos personales y laborales:

  • dejé de publicar casi a diario
  • he autoboicoteado algunas oportunidades laborales
  • he rechazado algunas ponencias
  • he padecido insomnio
  • era incapaz de levantarme a la misma hora cada día
  • he dejado de ver a algunos amigos y familiares teniendo la necesidad de aislarme

Por suerte dicen que cuando tocas fondo puedes aprovechar para impulsarte y llegar mucho más alto. Ahora que lo he vivido te puedo decir que es completamente cierto.

Rediseñando mi vida

Ahora ya ha pasado todo y puedo contarlo. Todo evoluciona bien y he podido recuperarme. El pequeño luto silencioso que he vivido ya está enterrado.

Me tocaba hacerme una pregunta clave: ¿Cómo puede rediseñar su vida una persona que es adicta al trabajo y que estaría todo el día trabajando? Eso mismo me preguntaba yo.

Este era el momento perfecto para hacer cambios, para hacer los cambios en mi vida que desde hace tiempo he querido hacer. Decidí optimizar mi vida, intentado ser lo más productivo posible para que cada segundo empleado sea un segundo productivo. Recurrí al principio de Pareto y a la ley de Parkinson para conseguir mis objetivos.

Este sí que era un buen momento para sacar el superhéroe que llevo dentro. Esta es una parte de todo lo que he hecho en este tiempo:

  • estoy haciendo una dieta de sueño llamada Uberman, en una modalidad que me permite dormir sólo 4,5 horas al día y aprovechar mucho más el tiempo. Ya lo comenté en esta entrevista
  • me levanto cada día entre las 5:00 y las 5:30
  • medito cada día (reconozco que esto suena a monje, pero os aseguro que va muy bien)
  • hago cada día deporte
  • leo un libro por semana
  • he aceptado algunos nuevos clientes
  • he viajado a algunas ciudades de España
  • estuve una semana en Londres aprovechando un tema profesional y volví a visitar lugares donde pasaba el rato cuando vivía allí
  • he decidido hacer cambios en el blog, que también incluyen un rediseño que veréis dentro de muy poco
  • he re-enfocado mi vida para disfrutar más del día y día y como no, intentar disfrutar el fin de semana
  • estoy organizando el evento de mis sueños: Social Media Care
  • en breve lanzaré uno de mis proyectos a los que más tiempo voy a dedicar: Wiluve
  • tengo abiertos más frentes en otros proyectos con muy buenas expectativas
  • y sobre todo, le estoy dedicando mucho más tiempo a mi hijo Nil

Ahora no pasa día que no me recuerde a mí mismo que puedo con todo y más, y siempre me quedará el recurso de leer uno de los artículos que escribí estando de bajón: Hasta Richard Branson puede tener un día de bajón


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