Llega un día en la vida de todo niño en que la siesta pasa de ser una necesidad a convertirse en su peor enemigo.
Yo recuerdo la hora de la siesta en casa de mis padres como una condena, porque ellos se desmayaban nada más comer pero yo no quería perder ese largo rato, que a mi se me hacía eterno y aburrido como ningún otro. Era el peor momento del día ¡pero mis padres lo necesitaban! Y cuánto les comprendo ahora, cuántos días sufro lo indecible por mantenerme despierta, ¡lo que daría yo por unos minutitos de sueño!
Mayor pasó de dormir siestas de 3-4 horas de media a dejarla radicalmente nada más empezar el cole y eso que el primer año que entró en Infantil estuvo todo el primer trimestre sin ir por las tardes (porque en el cole lo que hacían era dormir y para eso que durmiera en casa ¡pero no dormía!).
Las siestas de Bebé no se cómo describirlas porque varían bastante de un día a otro. Que la necesita, desde luego. Mínimo necesita dormir una horita, idealmente dos. Pero muchas veces se despierta entre medias y si tardo mucho en ir a darle tetilla se espabila y se queda a medias. Esto cada vez pasa menos, pero todavía sigue ocurriendo.
Además, como pase cualquier cosa, por ejemplo, que le montes en el coche a última hora de la mañana y se duerma cinco minutos, se la salta. Y lo que ocurre cuando se la salta, además de estar insoportable durante la tarde, es que a poco que se apoye en una superficie agradable, se queda dormido. Sí, Bebé se nos ha dormido en los columpios, a media tarde, varias veces.
Aunque en este momento Bebé tiene claro que la necesita, e incluso algunos días sin decirle nada me agarra de la mano y me lleva a la cama, doy por hecho que sus días están contados. Cuando empiece el cole en septiembre llegarán a su fin.
Y, como decía arriba, comprendo muchísimo a mis padres y tengo pavor de que llegue el día en que ninguno se eche la siesta. Porque ahora mismo ya es duro tener que permanecer despierta sí o sí 365 días al año, sea fiesta, hayas comido mucho o hayas pasado una noche mortal, porque Mayor no quiere dormirse y dejarle solo despierto no es una opción. Pero, bueno, si te chutas un café doble hasta puedes aprovechar el rato para estar los dos a solas y hacer alguna actividad que con Bebé despierto resulte imposible o si le pones una peli a Mayor puedes adelantar algo de trabajo. Pero cuando ya sean dos los que estén despiertos sin siesta mientras nosotros nos caemos por los suelos, dos como los míos… ¡no lo quiero ni pensar!
Foto | Heather Williams en Flickr CC