(AE)
Si uno mira en los calendarios nacionales e internacionales, hay jornadas mundiales casi para todas las causas sociales que uno se puede imaginar: del día internacional del lavado de manos hasta el día de la diversidad biológica pasando por el día del alzheimer o la diabetes.
Para que no digan que los africanos no tienen sentido de humor, en Kampala – la capital ugandesa donde el tráfico es una verdadera pesadilla sobre todo debido a la pésima red de calles y calzadas llenas de agujeros y socavones de todas las dimensiones y profundidades posibles - un grupo de ciudadanos ha comenzado a conmemorar el 8 de Junio como “Día internacional del bache” y lo hacen de una manera lúdica y llena de sarcasmo: este pelotón de aguerridos activistas salen a la calle y se ponen a pescar en plena vía pública (hay que tener en cuenta que estamos en plena estación de lluvias y cada bache que se precie de este nombre está sumergido bajo una buena cantidad de agua) Ya que hay zonas en la ciudad donde hay verdaderas lagunas, se pueden imaginar la impresión que hacía el ver a estas personas pertrechadas a lo largo de estos baches y equipadas con cañas de pescar que tenían pescados colgados en sus anzuelos poniendo en evidencia tanto al ayuntamiento como al gobierno central, los cuales están enzarzados en eternos desencuentros y piques mediáticos sobre competencias, deberes y atribuciones fiscales ya que son de signo político contrario (¿a qué me suena a mí esto?) y en esta pelea quien termina pagando el pato es el sufrido ciudadano que ve que sus movimientos diarios se ven terriblemente afectados por la caótica situación que encuentra día a día en la ciudad.
Un trayecto que teóricamente necesite una hora para cruzar la ciudad de un lado a otro puede convertirse en un verdadero calvario de tres o más si la cosa se pone mal. No es por tanto extraño ver que, mucho antes de que aparezcan en el horizonte las luces del nuevo día, las aceras de las vías urbanas se vean literalmente inundadas por personas que van caminando a sus puestos de trabajo y que sortean los obstáculos, las largas distancias y los problemas de movilidad con una paciencia estoica.
Eso sí, si el presidente va a visitar una zona determinada de la capital o un pueblo del interior, las administraciones en cuestión trabajarán día y noche para que esos baches se rellenen a toda prisa con arena y piedras y se apisonen rápidamente. Durante un par de semanas los conductores podrán experimentar algo de mejoría en la circulación hasta que de nuevo la lluvia y otros elementos hagan que la cosa vuelva a su estado original de dejadez y decrepitud. De esta estrategia del “sostén mientras cobro” puedo dar testimonio en primera persona. Arreglemos todo aunque sea de una manera chapucera que no aguante ni siquiera un par de semanas, todo con tal que en el día señalado la limusina del presidente llegue sin tambalearse a su destino y se pueda conseguir ocultar durante unas horas toda la caquita de la desvergüenza y la corrupción, - factores rampantes y omnipresentes en la administración pública -, bajo la alfombra de la eficiencia y la normalidad. Y es que con dirigentes así, este país no necesita enemigos.
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