Hoy es el dia mundial de los abuelos y yo tuve tres abuelas, mi Abuela, mi Abuelita y mi Yaya.
Una de mentiras, una de verdad y una de adopción, que afortunada yo!
Las tres dejaron su marca imborrable en mi, las tres me quisieron y enseñaron.
Hoy quiero recordar a mi Yaya, una abuela de mentirijillas, pero grande y hermosa como pocas…..
A la persona que me enseño a vivir y a soñar, te lo debía por todo el amor que me diste…
Había vuelto a su pueblo con nosotros, solo lo dejo por acompañarnos, lo había abandonado por mi. Se que no fue una buena madre, el hambre, la guerra y la ignorancia se lo impidieron, tal vez no pudo dar mas amor a sus hijos, tal vez no el que ellos ansiaban, pero a su manera los amo. Si cometió errores y pecados los expió todos conmigo. Puede que no fuera una buena madre, pero fue la mejor de las abuelas que ha existido nunca. Me dio todo lo que era ella, el termino adopción no tiene valor ni no cuenta como ella me adopto como nieta. Tuvo otros nietos, pero cuando se quiere a alguien sin que te obliguen lazos de sangre, pero como si los hubiese, se crea un amor maravilloso, un vinculo irrompible, perdurable aun hoy. Tras tantos años, y de que fueron pocos los que estuvimos juntas sigue siendo parte de mi, y lo será siempre
Tengo su imagen grabada en mi retina…… a la luz enfermiza del fuego, pensativa, callada. Su pañuelo negro dejaba entrever su cano pelo, lacio y largo, su pequeño moño enroscado; aquellos ojos límpidos, castaños, almendras suaves; el dulce rictus de su boca; su piel blanca, envejecida que aun guardaba restos de belleza; menuda, enfundada en su luto, me miraba y sonreía. Sonrisa vieja de labios caseros y finos, de mejillas surcadas por el tiempo, castigadas por la intemperie y el trabajo, la ternura de su mirada. Mi Yaya.
El perro se acurrucaba a sus pies, entre un refunfuño:- Este perro siempre encima mío, pesa mucho, llévatelo…-
pero nunca le echaba, se enroscaba mas y mas a sus pequeños pies, y se dormía convirtiéndose en una bola peluda moviéndose acompasadamente con su respiración, bajo su sombra protectora …..
Cuando murió, vaciaron su casa y repartieron todo lo suyo, yo herede lo mas maravilloso que podía darme… su cariño, sus besos, sus cafés con leche y miel, sus recuerdos. Tiraron todo lo que no servía y cerraron la casa, fue entonces, cuando todo estuvo cerrado y olvidado cuando murió.
Mi Yaya había ido al cielo, eso me dijeron, y todas las noches mirando al cielo le hablaba, hasta que un domingo me llevaron al cementerio, y me enseñaron su tumba. Me había engañado! No estaba en el cielo! No volví a hablar con ella…..
Ahora lo entiendo, no creo en el cielo, pero si creo que el cielo cree en ti, y si existe, estas en un lugar privilegiado.
Abuela. Obra de Juan Cordero Ruiz, 1949