La tecnología nos permite cosas mágicas, como el vivir dos Años Nuevos (por las diferencias horarias) o ver, al mismo tiempo, eventos internacionales como un Mundial de Fútbol; situaciones que a priori parecen fantasía se convierten, con el Internet, en cosas casi del día a día.
Pero aunque las videollamadas o la comunicación VoIP (comunicación por Internet) nos brindan esos privilegios, hay eventos que, sin duda, logran hacerte vibrar de formas insospechadas.
El primero de octubre se celebra, en China, el Día Nacional de la República Popular de China, en el que se conmemora el aniversario de su fundación, la cuál se se remonta a 1949 y lo festejan, entre otras cosas, con un desfile cívico-militar en Beijing. Ver un evento en vivo con alguien, en este caso mi novia, a kilómetros de distancia por Internet es una experiencia inenarrable pero, cuando es un hecho nacional la sensación es extraordinaria.De niño asistí varias veces a desfiles cívicos-militares de mi país (México) en el Día de la Independencia; con los años la tradición se convirtió a una cita con la televisión para ver el evento desde la capital. Claro, te llenas de orgullo nacional y claro, ver, no solo a tus fuerzas armadas, sino todo el despliegue del desfile, brindan un aura especial y único al evento; algo que crees no lo puedes vivir de otra forma.El ver y ser testigo, en vivo, de un evento símil extranjero es, sin duda, mágico y fantástico ya que es una manera, en primera persona, de no solo ser un espectador más de la transmisión sino que descubres y te integras a la manera china, en este caso, de expresar el amor a su patria: con un nacionalismo para admirar e imitar. Poder compartir, de tú a tú y al mismo tiempo, sensaciones, comentarios y opiniones con lo que se transmitía en ese momento ofrece una oportunidad única de hacerte parte del momento, de vivir y experimentar como nunca el national feeling que el país vive en su Día Nacional. Lo importante del desfile no fue solo su despliegue militar, o lo bello que expusieron su historia y cultura en la parte cívica del mismo, ni lo increíble e impresionante del mismo sino las sensaciones que se buscaban transmitir y, que sin duda, lograron con crecer con quiénes vimos, en vivo, la gala.Pude vivir y sentir lo que se pretendía lograr: admirar el crecimiento de una nación que, en apenas 70 años (en 2019), se ha convertido en la segunda economía mundial, y de paso, enaltecer en sus ciudadanos el orgullo de decir: 我爱你,中国 (te amo, China). Con la repetición, sin duda, te puedes llegar a acostumbrar a vivir eventos a distancia o a hablar por teléfono con una persona al otro lado del mundo pero hay cosas que, por más que lo experimentas, no pierden su halo de fantástico y su sensación de “woow”.Un evento nacional, un desfile conmemorativo, es algo que no pierde la etiqueta de impresionarte. Vivirlo en primera persona, al mismo tiempo, con miles de ciudadanos chinos, te hace sentir parte de éste y eso es algo que aunque lo permite la tecnología no se logra mediante ella. El Internet te permite estar ahí (ver el evento, compartirlo en vivo con alguien) pero ser parte de ello lo hacen las personas con las que compartes el suceso: la interacción humana, es la clave de todo. Por más que creamos que con la tecnología podemos acercarnos a las personas, no será sino por medio de cómo la usamos, en la que lograremos estar o no cerca de ellas.