Dentro de la historia, ha habido personajes infalibles capaces de hacer realidad sus teorías, inspiradas en una idea imposible. Leonardo Da Vinci es el más reconocido popularmente, sin embargo, no es el único. Arquímedes fue un fiel representante de aquellas teorías innovadoras, destacando su contribución al cálculo y la creación de innumerables artilugios mecánicos, como por ejemplo su célebre tornillo, que tuvo relevancia para las actuales civilizaciones.
Durante la Segunda Guerra Púnica, Roma planificó una invasión a la ciudad de Siracusa en Sicilia, debido a su alianza con Cártago, confiados en que podían acabar con el poderoso imperio. Transcurría el año 214 A.C y tropas romanas desembarcaron en Sicilia para la posterior invasión, frustrada por las constantes fortalezas y defensas que impidieron el traspaso de los soldados al pueblo. Todo esa creación tuvo un responsable, llamado Arquímedes.
Apenas se enteró del inicio de la guerra, Arquímedes trabajó con esmero en la invención de poderosos artefactos. Catapultas capaces de hundir barcos romanos, y otros artilugios lanzadores de proyectiles, dispuestas a minimizar las fuerzas invasoras. Por dos años consecutivos, los romanos lucharon vanamente contra las creaciones del genio de Siracusa.
Mas tarde, la reputación del genio de Siracusa se acrecentaría de un modo inesperado. Segun fuentes oficiales, los romanos se dispusieron a invadir la urbe otra vez, sin embargo, repentinamente los barcos ardieron en llamas, originando un caos en su tripulación. Soldados con total desesperación saltaban al mar , con una muerte inevitable para quienes portaban armaduras. Arquímedes fue venerado casi como un dios hechicero, aun con el hecho de que su técnica careció de magia.
Arquímedes simplemente empleó espejos, instalándolos de forma consecutiva a lo largo de la fortaleza. Luego apuntaba los espejos con los rayos del sol reflejados , hacia las velas de cada embarcación romana, quemándolas rápidamente, ocasionando incendios y por ende la aniquilación de la flota. Esto dio un respiro a toda Siracusa y mas oportunidad de tiempo para organizar la ofensiva.
Lamentablemente no todo podía tener un final feliz. Los ciudadanos de Siracusa, empezaron a confiarse hasta tal punto, de permitir la entrada de soldados romanos a su pueblo por la celebración a la diosa Artemisa. Tal como sucedió en Troya , los romanos aprovecharon la oportunidad de saquear la ciudad entera y finalmente destruirla. En ese momento Arquímedes dejó de existir durante una trifulca, por el ensartamiento de una lanza romana, aun contando con el respeto y benevolencia del general Marco Claudio Marcelo, que momentos antes había ordenado no hacerle daño al sabio.