Revista Decoración
Hola, ya estoy de vuelta, o al menos eso espero, ¿os acordáis del post de la organización?, bien, pues en él os contaba mis imprescindibles para estar más organizada, y también os contaba que a veces me pasaba que las cosas se me iban de las manos. Sí, como empezase la semana con alboroto normalmente se me iba a pique. Pues algo así me ha pasado, empalmamos una otitis agua con las vacaciones de carnaval y entre unas cosas y otras, se me ha ido de las manos. Pero bueno, vuelta a la reorganización y los horarios militares jajajaja!!!. Por lo menos lo voy a intentar.
No se muy bien de que hablar hoy, me noto un poco oxidada, llevo una semanita bastante espesa... no he parado, voy como pollo sin cabeza por el mundo, estoy haciendo más tareas de casa de las que me gustaría y tengo la sensación de no llegar a nada, ¿sabéis de lo que os hablo?, pues así está mi vida ahora mismo, un poco patas arriba. Pero espero volver a la normalidad.El otro día halando con Fer, le decía que Ana aún no escribe con soltura, hay niños en su clase que ya lo hacen, a lo que Fer me dijo, "¿y?, ya escribirá tranquila," y yo "¿cómo que y?", entiéndase mi respuesta con tono histérico, para que os pongáis en situación jajaja!!, y entonces le entró un ataque de risa y acto seguido me dijo: "Tiene toooda la vida para escribir pero no para jugar. Estaría preocupado si ahora no jugara, pero que no escriba es algo que ahora mismo no me preocupa lo más mínimo.". Entonces, lo entendí todo, y le dije: "cuanta razón tienes". Y es que vivimos en un mundo altamente competitivo, en el que parece que tengamos que educar a nuestros hijos a ser los mejores en lugar de a ser felices. Les bombardeamos con un sinfín de información y activadas extra escolares con el único objetivo de ser los mejores. Y se nos olvida, que son niños, que esta etapa no vuelve y que lo único que ellos quieren es jugar y que juegues con ellos.
El otro día leía, que los niños de hoy en día tienen sed de jugar, y mientras lo leía, me invadía una sensación de tristeza enorme. "¿cómo puede un niño tener sed de jugar?" me preguntaba. Y es que es cierto, que en este mundo loco y de horarios laborales interminables en el que vivimos es muy difícil conciliar. Pero también es cierto, que muchas veces somos los adultos los que no queremos sacrificar nuestro tiempo haciendo cosas de niños, por el simple hecho de que no nos queremos perder nada de nuestros planes, y se nos olvida que ahora son nuestros hijos los que mandan en muchas de las situaciones.
Nosotros hace mucho que dejamos de ir a comer por ahí, a ver, si tenemos comida con amigos o familia nos apuntamos, obvio, aunque siempre intentamos que sea en sitios donde los peques puedan jugar., aunque es cierto que hemos fallado bastante si veíamos que el plan no era divertido para la pequeña. Y es que, cuando hemos hecho planes más de "adultos", hemos sufrido muchísimo por Ana. Y es que, de repente se pone potrosa y te preguntan: "¿qué le pasa?" y claro, levantas la cabeza y ves una mesa llena de adultos con sus conversaciones y ningún niño, ninguna zona de juegos... entonces no hay otra respuesta que: "pues lo único que le pasa, es que esto no es sitio para ella, que está aburrida y que ella lo único que quiere es correr y coger palos y piedras. Que a ella estar en este restaurante por muy buena que sea la comida, no le interesa lo más mínimo". Cuando entendimos esto, dejamos de ir a restaurantes y los cambiamos por picnics caseros en la playa o en la montaña. Nos dimos cuenta que era mucho más sano, comerse un bocadillo hecho en casa al aire libre, entre arena, algas secas, piñas, palos, piedras, tierra... que estar sentados de punta en blanco en un restaurante.
Que nosotros ya hemos tenido el momento de salir a comer y a cenar, y esos momentos volverán. Pero lo que no volverá son los cuatro años de Ana, ni su emoción por pasar un día jugando con los cubos de la playa, ni esa inocencia que ahora mismo es la protagonista de su día a día. Así fue, como nosotros cambiamos los restaurantes por los picnics. Y os tengo que confesar que es mucho más divertido, llegamos a casa con las pilas mucho más cargadas, con la sensación de haber exprimido los minutos al máximo y con el bolsillo menos vacío jajajaja!!!
Y es que desde que nació Ana, decidimos que para nosotros los prioritario era ella y su felicidad, y ahora que Olivia está con nosotros, es exactamente igual. De momento la pobre, no dice que plan quiere hacer, aunque no tardará mucho en alzar su voz jijiji??. Y para eso, había que priorizarla por encima de todo. Y eso, obviamente incluye los planes. El aperitivo en las terrazas al sol, lo cambiamos por mañanas de parque, de playa o montaña, o si llueve mañanas de juego en casa. Las comidas con amigos y familia, ahora son en casa con muchos niños, en merenderos o en sitios donde tengan espacio para jugar, y las cenas con botella de vino pasaron a ser en casa y una vez la niña estuviera dormida.
Asumimos que es otra fase de nuestra vida, donde las prioridades son otras. Nosotros, queríamos ser papás, y teníamos claro que tipo de papis queríamos ser, y afortunadamente los dos teníamos las mismas premisas. Y bueno, no os engañaré si os digo, que de vez en cuando echo de menos salir a cenar con Fer, pero luego me asomo a la habitación y veo a mis pequeñas durmiendo y pienso "Ana, disfruta, que esto no vuelve y las cenas con Fer volverán". Y así sin tener muy claro de qué os iba a hablar, os he hablado de cómo cambié los restaurantes por los picnics y de cuáles son algunas de mis premisas como mami. Ojo! esto es mi forma de pensar y gestionar la maternidad en este tema, lo cual no quiere decir que sea lo correcto, y que no respete a los demás. Siempre digo, que cada padre hace las cosas pensando en el bienestar de sus hijos, y que todo es válido. Cada uno tenemos unas circunstancias y una forma de pensar, así que a cada uno nos gusta una cosa y nos funcionan cosas distintas. Y menos mal, porque sino que aburrido sería esto, ¿verdad?Espero que estéis teniendo una buena semana, yo de momento deseando que llegue el viernes al mediodía para descansar un poco.
Un beso muy fuerte y feliz día.Ana
Fotos vía Pinterest