Ayer estuve todo el día y participé en la III Conferencia Internacional sobre Agricultura Ecológica y Financiación que han organizado el banco ético Triodos y la Sociedad Española de Agricultura Ecológica (SEAE). Me gustó mucho. Todo. Muy buena organización; ponentes de altura; variedad en las exposiciones y con predominio de ponencias propositivas (a mí me tocó en la última mesa ofrecer el contexto crítico del asunto); muy buen ambiente protagonizado por un público entusiasta y numeroso (unas 500 personas) en cada conferencia; y un intercambio productivo de experiencias, compromisos, proyectos para avanzar hacia la sociedad que nos gusta.
Intervine en sustitución de Pilar Muñoz-Calero, presidenta de la Fundación Alborada, doctora y afectada por la Sensibilidad Química Múltiple (SQM), que lleva toda la semana mal por una crisis relacionada con su enfermedad. Comencé mandándole recuerdos y exponiendo brevemente su trabajo e intenté ofrecer una perspectiva general sobre este síndrome y las consecuencias que tienen para la salud alimentos por lo general contaminados por químicos tóxicos como los convencionales y la importancia de una alimentación ecológica.
Me habían invitado a sustituir a Muñoz-Calero el miércoles muy tarde. El jueves, mientras pensaba qué contar, me distraje leyendo mi Facebook. Un noticia me llamó la atención: Coca-Cola se ha hecho con el control de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria. Así comencé mi intervención ayer. Resulta que la compañía tiene en la dirección de esta Agencia a una de sus directivas gracias al nombramiento realizado por el actual Gobierno español. Otro escandaloso caso de “puertas giratorias” y lobby por el que la institución que ha de velar para que los alimentos que tomamos sean seguros está en manos de una empresa privada y muy cuestionada. Se da la circunstancia que el lunes pasado, como publica Tercera Información
“varios medios europeos y latinoamericanos publican que ‘Coca-Cola y Pepsi han anunciado que reducirán uno de sus componentes (llamado 4-metilimidazol o 4-MEI) para no tener que colocar en las latas y botellas la advertencia de riesgo de cáncer‘. Cuando le han preguntado al responsable de responsable ‘Nutrición y Salud’ (sic) de Coca-Cola en España, Rafael Urrialde, ha dicho que no piensan retirar esa sustancia en la Coca-Cola que se distribuya en nuestro país”.
Una empresa que nos vende una bebida con probados tóxicos dirige nuestros designios alimentarios. No me cansaré de repetirlo: La cantidad segura de una sustancia tóxica es cero. Pero como le comentaba al auditorio, de qué extrañarnos si la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, su acrónimo en inglés) tiene similares conflictos de interés con los mayores fabricantes de cosas ingeribles con marchamo de alimento; los Unilever, Nestle, MacDonald’s, Danone, Kraft, etc. Así lo cuenta el informe Conflictos en el menú de la imprescindible organización civil Observatorio Europeo de las Corporaciones.
A mí Coca-Cola desde hace mucho tiempo no me sirve ni para manchar el whisky, que era la única utilidad que le encontraba.
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