Postal con Hitler y Hindenburg. La leyenda dice
30 de enero de 1933, un día histórico
En la siguiente foto, tomada de "arteHistoria" Hitler saluda respetuosamente a Hindenburg en presencia de Göring y altos mandos del ejército. ¿Se moderaría Hitler tras acceder a la Cancillería como pensaban algunos? En muy poco tiempo se iba a demostrar lo contrario.
Tras conocer el nombramiento, el general Ludendorff, antes afecto a Hitler, escribió a Hindenburg: “Le auguro solemnemente que este funesto individuo conducirá a nuestro Reich al abismo y traerá inmensas desgracias a nuestra nación, y que las generaciones venideras le maldecirán a usted desde sus tumbas por lo que ha hecho”
Hitler formó gobierno con miembros del Partido Nazi (solo dos: Göring como Ministro sin Cartera, Frick de Interior), Nacionalistas, independientes conservadores (posteriormente algunos de éstos se afiliaron al Partido Nazi) y Católicos. Von Papen fue nombrado Vicecanciller, además conservaba la presidencia de Prusia. Desde el primer momento van a adoptar medidas destinadas a desmontar la democracia y sentar las bases de una férrea dictadura.
En la tarde noche del 30 de enero, las SA y las SS organizaron un multitudinario y espectacular desfile de miles de antorchas en el que se escucharon canticos tradicionales nacionalistas alemanes y, especialmente, el himno oficial del P. Nazi. Hitler saludó a la muchedumbre. La propaganda nazi presentó este acto como una restauración del espíritu nacional, el de antes de la I Guerra Mundial.
El desfile de la tarde noche del 30 de enero pasando por la Puerta de Brandeburgo
Para el 1 de febrero Hitler había conseguido lo que se había negado a Schleicher poco tiempo atrás: la disolución del Parlamento y la convocatoria de nuevas elecciones. Tras esto, Hitler dirigió al país un mensaje radiofónico que en realidad era el inicio de su campaña electoral, un llamamiento a la renovación de Alemania para lo que pedía cuatro años.MENSAJE DEL GOBIERNO DEL REICH AL PUEBLO ALEMAN (1 de febrero de 1933) "Más de 14 años han transcurrido desde el infortunado día en que el pueblo alemán, deslumbrado por promesas que le llegaban del interior y del exterior, lo perdió todo al dejar caer en el olvido los más excelsos bienes de nuestro pasado: la unidad, el honor y la libertad. Desde aquel día en que la traición se impuso, el Todopoderoso ha mantenido apartada de nuestro pueblo su bendición. La discordia y el odio hicieron su entrada. Millones y millones de alemanes pertenecientes a todas las clases sociales, hombres y mujeres, lo mejor de nuestro pueblo, ven con desolación profunda cómo la unidad de la nación se debilita y se disuelve en el tumulto de las opiniones políticas egoístas, de los intereses económicos y de los conflictos doctrinarios. Como tantas otras veces en el curso de nuestra historia, Alemania ofrece desde el día de la Revolución un cuadro de discordia desolador. La igualdad y la fraternidad prometidas no llegaron nunca, pero en cambio perdimos la libertad. A la pérdida de unidad espiritual, de la voluntad colectiva de nuestro pueblo, siguió la pérdida de su posición política en el mundo. Calurosamente convencidos de que el pueblo alemán acudió en 1914 a la gran contienda sin la menor noción de haberla provocado, antes bien movido por la única preocupación de defender la nación atacada, la libertad y la existencia de sus habitantes, vemos en el terrible destino que nos persigue desde noviem-bre de 1918 la consecuencia exclusiva de nuestra decadencia interna. Pero el resto del mundo se encuentra asimismo conmovido desde entonces por crisis no menos graves. (…) Nuestro pueblo se halla sumido en la más espantosa miseria. A los millones de sin trabajo y hambrientos del proletariado industrial, sigue la ruina de toda la clase 6 media y de los pequeños industriales y comerciantes. Si esta decadencia llega a apoderarse también por completo de la clase campesina, la magnitud de la catástrofe será incalculable. (…) Página | 49 En un esfuerzo supremo de voluntad y de violencia trata el comunismo, con sus métodos inadecuados, de envenenar y disolver definitivamente el espíritu del pueblo, desarraigado y perturbado ya en lo más íntimo de su ser, para llevarlo de este modo a tiempos que, comparados con las promesas de los actuales predicadores comunistas, habrían de resultar mucho peores todavía que no lo fue la época que acabamos de atravesar en relación con las promesas de los mismos apóstoles en 1918. (…) En estas horas de preocupación dominante por la existencia y el porvenir de la nación alemana, nosotros, los hombres de los partidos y las ligas nacionales, hemos recibido el llamamiento del anciano jefe de nuestros ejércitos en la guerra mundial, para que, una vez más, en el hogar de la patria ahora, como antes en el frente, nos aprestáramos a luchar bajo sus órdenes por la salvación del Reich. Al sellar para este fin con nuestras manos una alianza común, respondiendo a la generosa iniciativa del Presidente del Reich, hacemos como jefes de la Nación, ante Dios, ante nuestras conciencias y ante nuestro pueblo, la promesa de cumplir con decisión y perseverancia la misión que en el Gobierno Nacional nos ha sido confiada. La herencia que recogemos es terrible. La tarea que hemos de acometer en busca de una solución es la más difícil que, de memoria humana, ha sido impuesta a hombres de estado alemanes. (…) El Gobierno Nacional llevará a cabo con férrea decisión e infatigable constancia el plan siguiente: Dentro de cuatro años el campesino alemán debe haber sido arrancado de la miseria. Dentro de cuatro años el paro forzoso debe haber sido definitivamente vencido. Con ello han de producirse, al propio tiempo, las condiciones previas para el florecimiento de las demás actividades económicas. A la par que esta tarea gigantesca de saneamiento de nuestra economía, el Gobierno Nacional acometerá el saneamiento del Reich, de los estados autónomos y de los municipios, en su administración y su sistema tributario. (…) Apelamos, por consiguiente, al pueblo alemán para que venga a refrendar, con su propia firma, este acto de consolidación. El Gobierno del levantamiento nacional quiere trabajar y trabajará. Los 14 años de ruina nacional no son obra suya. Quiere, al contrario, volver a llevar la nación alemana por caminos ascensionales. Está decidido a reparar en 4 años los daños que durante 14 han sido causados. Pero lo que el Gobierno no puede hacer es someter esta labor de regeneración a la aprobación de aquellos que provocaron la catástrofe. Los partidos marxistas y sus colaboradores han dispuesto de 14 años para poner a prueba sus capacidades. El resultado es un campo de ruinas. Pedimos ahora al pueblo alemán que nos conceda un plazo de cuatro años antes de juzgar y de juzgarnos. Fieles a la orden del Mariscal estamos dispuestos a comenzar la labor. Quiera Dios conceder su gracia a nuestra obra, orientar rectamente nuestra voluntad, bendecir nuestras intenciones y colmarnos con la confianza de nuestro pueblo. ¡No combatimos en nuestro interés propio, sino por Alemania!
El Gobierno del Reich. Adolf Hitler, von Papen, Freiherr von Neurath, Dr. Frick, Graf Schwerin von Krosigk, Dr. Hugenberg, Seldte, Dr. Günther, von Blomberg, Eltz von Rübenach, Hermann Göring.