Revista Libros
Escritor: Mohamed Kacimi y Darina Al-Joundi
17 comunidades diferentes conviven en Beirut. A grandes rasgos, estas comunidades podrían resumirse en dos grupos, el primero de ellos englobaría a todo un “surtidito” de variaciones del cristianismo; y el otro grupo, al “surtidito” de origen musulmán.
Con la avalancha de refugiados palestinos al Líbano, la falange libanesa (cristianos de la variedad maronita, que es la rama mayoritaria entre los diferentes tipos de cristianismo), se dan cuenta de que el equilibrio cristiano-musulmán se está perdiendo. Poco a poco se llegará a una guerra civil que durará 15 años, desde 1975 a 1990, y en la que la ciudad de Beirut quedará destruida. En esta guerra civil, además de las diferentes comunidades libanesas, van a intervenir muy directamente Israel y Siria. El libro de una forma amena nos lo irá contando, y sin darnos cuenta.
En este período bélico, nuestra protagonista, la actriz Darina Al-Joundi, tiene de 7 años a 22 años, y nos cuenta su historia real. Viajaremos a ese Beirut, en tiempos considerada “ciudad libre, el oasis de todos los intelectuales árabes sin libertad de expresión en su país” "La perla del Medio Oriente"
En el libro, además del contexto de guerra, también va a ser muy importante el choque ideológico de esta familia, que según ellos mismos explican, sería como la dieciochoava comunidad: la comunidad de los ateos, que viene a representar a la izquierda probablemente más radical.
Darina es educada en un ambiente en el que “está prohibido prohibir”, en el que para evitar toda religión, se incita desde los 7 años a beber, y desde los 13 años a fumar. El deseo del padre, es ante todo, hacer de sus hijas mujeres libres. ¡Vaya tema a debatir, sobre lo que realmente significa libertad! Porque, eso más bien podría llamarse también otra forma de esclavitud. “Nuestra infancia fue una fiesta permanente” En esta evolución de Darina llegamos al deterioro personal y sin sentido, que desemboca en el alcohol, y en el consumo incluso de 8 gramos diarios de cocaína, y en un abandono cada vez más destructivo de la persona, a veces, rozando la locura, si no locura, como parece con el mismo juego de la ruleta rusa.
La tensión y el estrés de la guerra por un lado y el desenfreno o escape por otro se confunden. Ambas van juntas. Ya no sabes qué parte forma parte de la ideología y qué parte forma parte de la tensión bélica. Dice Darina: “En Beirut todo se desmoronaba a nuestro alrededor. La ciudad, pero también nuestros ideales”
Tiempos en los que como reacción van surgiendo otros movimientos, como esa vuelta mucho más rígida, a la tradición religiosa. Donde antes no se veían barbudos, ahora los hay. Donde antes no se llevaba velos, ahora se ven.
Como defecto: he echado en falta la visión de la guerra de las demás comunidades.
Como despedida, una canción. Si bien el título hace referencia a canciones de Nina Simone, hay una, que aparece a lo largo de todo el libro y que he creído reconocer. Una canción de Fairuz, que se llama “Li Beirut” (Para Beirut).
Dice Darina: “Nos quedaba la música, la voz de Fairuz, que nos acunaba de día y de noche, creo que desde entonces forma parte no sólo de mi memoria, sino de mi piel también” Y la canción, como veis, es preciosa.