Revista Diario

El día que te conocí…hace diez años.

Por Desmadreando @desmadreando

(Si quieres que te lea el post con mi dulce y tierna voz mexi dale al play si no sigue leyendo)

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Todo comenzó hace diez años…

El día que te conocí…hace diez años.

La Plaza más bonita del mundo

Yo era una niña que cruzaba el charco con el fin de estudiar. Un erasmus le llaman por acá.

Y llegué muerta de miedo a mis tiernos 21 años. Y era la primera vez que viviría sola. Y claro yo prometí a mi padre que ahorraría porque el Euro era muy caro y que viviría en un piso pequeño.

¡Ja! Yo me río…Ya saben…esas cositas que uno promete pero que nunca puede cumplir.

Es así como después de una ardua búsqueda de pisos- cada uno más al puro estilo Freddy Kruegger- mi hermana y yo nos sentamos en la Plaza Mayor de Salamanca a tomarnos un helado del Novelty. De avellana. Doble. En cono. En pleno mes de diciembre y la gente nos miraba raro. ¡Que dura era la vida en ese entonces! Al alzar la mirada vimos en un balcón el letrero de “venir, venir, éste es el camino dorado hacia Oz“. Vamos el típico letrero de “se alquila” pero que me llevaría a encontrarme con mi destino y que llevaría a mi padre a invertir más de la “cuenta” en mis estudios.

Llamamos de inmediato al teléfono. La curiosidad nos picó. ¿Cómo sería un piso en la Plaza Mayor de Salamanca?

-Hola, hablo por el letrero de la Plaza Mayor, ¿podríamos visitar el piso?

-Hoy es domingo oiga. Mañana lunes.

-Si mire es que mañana marchamos pues soy de México.

-No. Para hoy imposible. Mañana si quiere a primera hora de la mañana.

-Vale.

Y nos reímos mi hermana y yo. Tan sólo queríamos revelar cómo era el secreto que guardaban esas paredes a sabiendas que “ese no sería mi piso”. ¡Aiiins que equivocadas!

Cuando a las 8 de la mañana le dije a mi padre- quién fue genio y figura hasta la sepultura- que teníamos una cita para ver un piso cuando el bus a Madrid salía a las 8:20 de la mañana casi me pega.

-Yo no voy- dijo él- vayan y diviértanse las espero en el bus- con tono de pocos amigos.

Y fuimos yo y mi hermana. El resto de la familia léase hermano, cuñada, dos hijos, cuñado, dos hijas y madre esperaban sentadicos en el bus.

Y se abrieron las puertas del estudio. Un espacio de 40 metros cuadrados hermoso. Recién reformado. Un tercer piso. Y me enamoré. De todo. Por todo. Con todo.

Mi hermana y yo fuimos al bus y sacamos a la familia ¡lo tienen que ver! ¡Papá por favor por favor por favor por favor! Esa retahila de repeticiones que sólo los hijos conseguimos entonar hasta lograr el sí paterno.

Y fuimos todos. De la mano. Como la familia Burrón. Al puro estilo ocupas.

En la puerta de la plaza estaba esperándonos el dueño- un chico de 25 años- que estaba charlando con un amiguete que sacaba a pasear a su perro. Un perro como los hay pocos- un lord- de esos labradores negros que saben hablar alemán, inglés y responden en francés.

Yo estaba hecha un manojo de nervios. ¡Quería ese piso! A toda costa. ¿Cómo convencería a mi padre cuando era cuasi imposible?

Presenté a toda la familia (los diechiocho miembros) al dueño y por un momento sintió verdadero terror.

-¿El piso es sólo para ti verdad?- dijo con voz entrecortada.

-Si, no te preocupes, es que venimos todos de vacaciones. Eso quizás le preocupó aún más.

Me di la vuelta y me encontré a mi misma acariciando el perro ajeno. Acto reflejo para apaciguar los nervios. Roque se llamaba. Y en el momento en que mi mirada se iba a encontrar con la mirada del dueño mi madre -notando la química- se interpuso y comenzó a taladrear al jóven con preguntas típicas de madre del tipo: ¿usted vive aquí? ¿y es seguro? ¿y hay gitanos? ¿y puedo dejar a mi pequeña viviendo en un piso sola sin peligros? Esos momentazos en los que uno dice Tierra trágame aquí y ahora.

La tentación vive arriba- bien dice la película- Y hoy pongo a Dios por testigo que razón lleva.

No pude mirarlo a los ojos siquiera. Me pasé la bufanda al otro lado del cuello y le dije al dueño que subiésemos porque el autobús partía en diez minutos.

El chico marchó no sin antes mirar hacia atrás en el segundo que yo también lo hice.

Esos ojos negros azabache me conquistaron. Una mirada Johnny Depp. Unos ojos con un misterio inexplicable.

En el ascensor mi cuñada exclamó:- ¡Buuuuuuf que chicooooooo! ¿Has visto que guapo vecinooooo? -y yo sólo respondí que no. Nada más que la verdad. Mis nervios me traicionaron y sólo lo miré de reojo.

Era un mes de diciembre frío pero aún así el sol lograba colarse por las ventanas anunciando una historia de amor como pocas.

Diez años que ese amigo tuyo nos dijo a la familia que eras Conde, que pintabas, que venías los fines de semana a Salamanca. ¡Un bohemio! ¡Un Conde! ¡SEMENATOR!

Diez años de que olvidarás en aquél estudio que alquilé un cd y yo te mandara un SMS -de aquellos teléfono Nokia dónde jugábamos a la viborita- diciéndote que era tú vecina y que se te había olvidado un disco en mi casa y me respondieras que “el viejo truco había funcionado y ahora tenías mi teléfono”.

Diez años en dónde por primera vez sentí lo que era la química entre dos personas. Esa vez cuando llegaron de sorpresa todos los amiguetes al piso para sonsacarme a ir de fiesta en plenos finales y yo estaba en chándal y me disculpé por estar en esa facha y con esos pelos y me tomaste del brazo, me miraste de arriba a abajo y me dijiste que yo siempre estaba impecable.

Diez años de invitarte una copa en el bar y que tú corrigieras y pidieras mejor una Coca cola Light pues tú´no necesitabas beber para que pasara algo entre nosotros dos. ¡Yo vamos que si me di a la bebida!

Diez años de miles de mensajes al móvil, de escaparme de clases para pasear a Roque por el río, de preguntarnos cómo se pueden amar dos personas en dos continentes distintos.

Diez años de tantas primeras veces pero jamás olvidaré la de ¿quieres salir conmigo? cuando en México se dice ¿quieres ser mi novia? Así que tuve que preguntarte el significado para después decir que sí entre dientes para que no se me notara que realmente era un SIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII QUIEROOOOOOOOOOOOOO con todo mi corazón.

Hace diez años supe que no sólo quería ser tú novia, si no que quería ser tú compañera de viaje de por vida.

Pero eso será otra historia interminable- como éste post- hoy sólo cumplimos diez años de caminar el mismo camino.

¡Te amo Semenator! ¡Nuestra primera década juntos!

P.S. No se mal acostumbren ¡y sobre todo no se espanten! lo de la mierdadepodcast es sólo regalo para Semenator que dice que le gustaría escuchar mi blog porque a él se le facilitan los podcasts así que bueno ¡éste post tenía que escucharlo!

:P
La próxima semana regresarán los post no auditivos a ¡Dios gracias!


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