Revista En Femenino

El día que viste llorar a mama

Por Elisabet Cordeiro @eldesvandehugo
Una mamá bloguera Baberos y Claquetas agradecida a todas las personas que por una u otra razón decidieron empezar a leerla y seguirla invento, un premio de agradecimiento, el mejor premio con las dos palabras más bonitas que una madre puede conocer "amor de madre", así nació este premio.Yo que he descubierto en esta mama una gran persona con muchas cosas en común, te cuento mi primera vez........., ese día que sola y con la única compañía de mi hijo me derrumbe ante él, y me vio llorar.
La vez que me salvaste.................
Al querer recordar la primera vez, el primer momento, aquella frase, gesto o mirada, al querer recordar el porqué, al querer recordar con ahogo, con ansiedad y lágrimas, al querer recordar...........yo que siempre intento olvidar porque a menudo vivir anclada en un pasado o dolor es demasiada carga para el alma, al querer recordad mi primer amor de verdad, mi primer "amor de madre", como no podía ser de otra manera no podías faltar tú.
Solo una madre es capaz de sentir ciertas dudas, dudas que pesan, que queman la piel y hacen que la ropa moleste, dudas que te acortan la vida, que producen sequedad en la garganta y palpitaciones en el corazón, visto así, quien querría ser madre???
Hay un día, buenos más de uno, pero siempre hay un primero, un día en que la soledad parece que se sienta más pesada, que incluso la oyes hablar, que incluso parece acariciarte la mejilla mientras intentas controlar por sexta vez en ese día ese llanto desconsolado que está a punto de estallar, un día en que te preguntas, donde estás????, porque al mirarte no te ves y al tocarte parece que vistas las ropas de otro, de alguien que no eres tú, te alguien que no reconoces, que no quieres ser.
Un día gris dicen algunas, un día malo dicen otras, esa sensación tiene miles de nombres, miles de caras, pero en todas produce la misma sensación cálida, pero no cálida de agradable, como cuando en verano tu espalda se quema bajo la siesta de la tarde, no , no es esa sensación de calidez, es una calidez que quema, que se instala es tus noches, en tus momentos, en tus dedos de los pies y sube, sube por tus rodillas, por tus muslos, por tu estómago y que termina instalándose en tu garganta durante semanas, pueden ser palabras que no hayas dicho, sentimientos que te has comido, puede que sean malas caras que no mereces, besos que no has tenido o "abrazos completos" que has echado de menos, sea lo que sea, se queda ahí, quieto, fijo entre tu laringe y tu faringe, aplastando cada mañana de mujer segura, decidida e independiente que siempre has sido y has querido ser, porque días malos los tenemos todos, todo se guarda en esa caja que forma tu cuerpo, en tu cabeza que hace semanas, meses incluso años que no eres un poquito tu misma, todo eso se convierte en canciones de rencor, en poemas de dolor, en películas de intenso drama.
El día que viste llorar a mama
Y entonces un día explotas, todo eso sale en forma de tormenta, en la más intensa de las soledades todo sale ...........
Y si tengo que recordar alguna, recordaría tantas, y si tuviera que elegir alguna me quedaría con todas, con cada “amor de madre” que me has dado.
La primera vez siempre se recuerda, y sí!!!, yo recuerdo la mía, hermosa, bella, tranquila, recuerdo tu mirada, una de esas miradas fijas, de esas que profundas hieren de lo bonitas que son, por que tú eres bonito de los pies a la cabeza, pero esos ojos de preocupación , esos hijo, eso es la cosa más grande que veré y viviré como madre, así que si, recuerdo con detalle cada momento de mis lágrimas, de esa respiración entrecortada que intentaba callar mientras sujetada a tu mano intentaba como cada día susurrarte canciones de amor en la nuca, en esa nuca que tanto me gusta, esa nuca que huele a amor, a bebe, la valentía y el coraje no son grandes cualidades, a veces hay que saber llorar, llorar sin miedo a que te vean, si miedo a que te sientan, sin tener que encerrarte en el baño, porque de las lágrimas también se aprende, y las historias , las grandes historias están hechas de lágrimas, como la nuestra, te aseguro que sobrevivir a un día malo es más fácil si tus brazos están cercan.
Solos, así es como nos pilló la primera vez que me viste llorar, porque estas cosas suelen pasar en la soledad como he dicho antes, y mientras intentaba tapar con mis manos mi rostro para que no vieras a tu madre llorar, tú te revolvías y apartabas mis dedos para decirme una y otra vez " no pasa nada mama", "no pasa nada ", y eso es lo que pasaba, nada y todo, mi todo que eras tú, y te empeñabas en convertir mi llanto otra vez en una bonita canción que respiraste, con besos de esos siempre mojados, de esos que tanto tiempo duran y un te quiero sellaste un día gris, de esos pesados, de esos que a menudo todas las madres tenemos.

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