Hoy no sé si es que tengo el día tonto o qué es lo que me pasa, os aseguro que no es la regla (podéis tomarlo en sus dos sentidos), no hace falta que diga que no tengo de eso, la pitopausia, que dice mi mujer, bien pudiera ser. El caso es que cojo el disco de Nathalie Stutzmann en el que canta y dirige "Una cantata imaginaria", que así se titula, junto a su conjunto, Orfeo 55, en el que la ARTISTA reúne una serie de magníficas composiciones de J.S. Bach imaginando una cantata nunca compuesta por él, una especie de deconstrucción, en el sentido de que de deshacen obras de Bach (pero en fragmentos con sentido unitario) para, con ellas, formar una composición distinta; aunque en realidad no es más que una recopilación de piezas célebres del compositor. Pero no es esto lo que me interesa... decía que cojo el disco y a la primera de cambio, con la sinfonía inicial, que pertenece a la Cantata "Am Abend desselbigen Sabbats" BWV 42, no con el aria de la Suite para Orquesta núm. 3 en Re Mayor, ni con "Bist du bei mir", BWV 508 del Cuaderno de Anna Magdalena Bach, ni siquiera con "Erbarme Dich" de la Cantata "Christ lag in Todesbanden", BWV 4 (todas piezas que forman pare de esa Cantata Imaginaria) me pongo a llorar, como Neymar al disputar su último partido con el Santos. Lo de Neymar tiene una explicación, lo mío, ninguna aparente, pura emoción.
Lo sorprendente es que al llegar al "Gloria in excelsis deo" me ha ocurrido lo mismo durante sus primeros compases .