Antonio Campos nos presenta una de las grandes producciones de Netflix, que sorprende tanto por su elenco como por sus interpretaciones. Durante los casi ciento cuarenta minutos que dura el film, observamos la influencia que la religión tiene en los personajes (muy imbuidos en la América sureña) y cómo esta puede determinar el destino de cada uno de ellos. De esta forma, la película se centra más en la vida de Arvin Russel (Tom Holland), que desde pequeño padecerá una serie de sucesos azarosos que su entorno se encargará de definir como divinos o demoníacos. La obra ahonda en temas como la dualidad bien-mal, la moralidad, el sacrificio, las respuestas divinas y las casualidades. Unas actuaciones estelares, junto con una ambientación y fotografía correcta, se unen, sin embargo, a una historia simple, trillada y con un objetivo muy confuso.
Puntuación @eduromma: 5/10
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