Nos pintaron una buena vida desde que éramos críos, queríamos ser grandes para vivir al límite nuestros días y cumplir todos nuestros sueños de ser astronauta, veterinaria o ir por el mundo viajando. Deseando ser grandes para tener nuestro coche, trabajo soñado y nuestra familia, pero nada más lejos de la realidad.
Cuando crecemos nos damos cuenta de qué significa eso y de cuán importante era disfrutar bien nuestra infancia para sufrir de adultos.
Nos dijeron que ahora teníamos nuestras responsabilidades y que todo lo que causemos tendría su reacción en igual escala. Que la familia siempre iba a estar ahí ayudándote y que los buenos amigos eran para toda la vida.
Sin embargo no siempre es así, hay veces que de amigos tienes a víboras que sólo quieren verte mal y veces en que los amigos están ahí más que tu propia familia, la cual no siempre se comporta como tal.
Por mucha familia y muchos amigos que tengas vas a estar sol@, es así desde tu primer latido hasta el último aliento.
Mucha gente te va a acompañar en situaciones de la vida pero la vida es tuya y eres tú quien sufre las consecuencias. Hay que aprender a vivir sol@s, a solucionarnos nuestros problemas nosotros mismos y afrontar todo lo que venga, no puedes derrumbarte por verte sol@ ya que esos son l@s verdader@s guerrer@s, los que siguen adelante aun sin nadie.
Hay que aprender a ser uno por si quieres llegar a ser dos o tres, pero primero uno. Es decir, no puedes tener pareja o un hijo si no sabes llevarte bien contigo mism@.
La gente suele echarse pareja para no verse sol@, y es un tremendo error, el día que esa pareja se vaya no sabe que va a hacer sol@ porque dependen de otra gente más que de sí mism@.
Y ahí sí que está sol@, cuando estás contigo y no sabes qué hacer, cuando tu sola existencia no te vale o no te parece suficiente o cuando te hace falta algo más para vivir que uno mism@.
Hay un dicho que dice “Quien más tiene no es quien más posee, sino quien menos necesita”
La vida es muy dura a veces, nos quita lo que más nos importa y nos pone al filo del acantilado a ver cómo actuamos.
A la gente cariñosa la vuelve fría y a la gente pobre y humilde la vuelve ambiciosa.
Cambia tanto en tan poco nuestra vida que ya no sabemos ni a qué agarrarnos ni cómo actuar. Parece incluso un juego a veces, te quita lo más preciado y te pone en la situación más estresante que te puedas imaginar para sacarte lo mejor que tienes dentro.
Bajo presión es donde se fabrican los mejores diamantes.