Revista Cultura y Ocio

El diario Down

Publicado el 10 julio 2016 por Malama

El diario DownSupe de este libro por la prensa que no suele tratar la literatura como debe y que cuando trata de ella lo hace por razones ajenas a la literatura. Por ejemplo, si un presidente del gobierno dice que está leyendo un libro muy bueno de un autor del que no recuerda su nombre, o si el cadáver de una mujer apuñalada por su marido es encontrado junto a una novela de Coetzee. O, como es el caso, que alguien escriba un libro sobre la experiencia de haber tenido un hijo con síndrome de Down. La noticia no es que Francisco Rodríguez Criado (Cáceres, 1967) haya publicado otro libro —es autor de cuatro libros de relatos, dos novelas, dos obras de teatro, un relato-reportaje sobre oficios que se pierden...—; sino que ha tenido un hijo Down. Es importante que sea así, porque se divulga la necesaria pedagogía que hay que aplicar a estas circunstancias que nos da la vida; pero padres que han vivido la misma experiencia —tengo unos bien cercanos en mi familia a quienes he enviado el libro dedicado por Fran— hay muchos. El diario Down (Alicante, Ediciones Tolstoievski, 2016) es, con todo, el ejemplo literario que nace de una experiencia radical. Pero es un ejemplo literario. Es la manera que un padre como Rodríguez Criado ha tenido de afrontar un hecho que le ha cambiado la vida. Y la vida de su escritura. Los cincuenta y dos pedazos que conforman el diario de Fran —previamente publicado en entregas de su blog— son sinceras y contundentes muestras de la reconstrucción que el autor-padre se ha empeñado en ir haciendo durante un tiempo concreto después de un derrumbe un día de diciembre de 2013; pero no sé si es más la experiencia de un escritor que no ha encontrado otro modo de explicarse que a través de la escritura. Poco puede importar al escritor-padre si su texto da la talla en términos literarios; pero importa. El autor se pregunta —«Catorce»— para qué sirve lo escrito: «No se trata de material escrito con el objeto de insuflar positivismo a los familiares de las personas con trisomía del par 21. No es expresamente un canto a la vida ni un monumento al valor humano. En realidad, no son sino palabras desnudas esbozadas aquí y allá, casi nada» (pág. 31) y afirma que encuentra en las brasas de la literatura su terapia. Cincuenta y dos apuntes de un diario sin fechas pero fácil de seguir en el tiempo. Sin prisas pero sin pausas, se sigue un proceso paulatino de comprensión del que escribe consigo mismo; de los primeros meses de vida de una criatura que se va formando junto al texto; de la presencia de otros personajes principales como Madre Coraje, el referente estimable. Hay que volver a felicitar a Francisco Rodríguez Criado por volver a tener la valentía de explorar una nueva ruta de su escritura. Nota bene.— Este libro tiene dos colofones: uno que dice que se publicó el primer mes de 2016, que es el primer libro de Ediciones Tolstoievski y que trata —aunque dice que es «la historia»— del primer hijo del escritor Francisco Rodríguez Criado. El otro colofón es toda una declaración editorial: «Odio eterno al solo sin tilde moderno». Discutible construcción y más que discutible convicción si en la página 39 leemos «¡Yo, solo yo!». Hay que felicitar también a Ediciones Tolstoievski, que tiene como divisa que «No necesitamos más libros. Necesitamos Literatura».

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