Él dice: Intocable

8.5/10
Digo yo que ya va siendo hora de meterle mano a las clasificaciones que emplea la prensa especializada la hora de catalogar las películas. Entre la acumulación desvergonzada de tópicos, la alarmante crisis de ideas que asola el cine, la coyuntura económica que no invita a muchos riesgos y que, como decía mi abuelo (que sabía mucho más que tú y que yo), “ya está todo inventado”, lo cierto es que ya toca añadir nuevos géneros que acompañen a los ya clásicos “Acción y aventuras”, “Comedia” o “Drama” a la hora de orientar al incauto espectador. Algo de esto ya se intentó tímidamente hace bastantes años con genialidades como “Thriller psicológico” (que siempre queda mucho más elegante que “suspense”) o “comedia constumbrista” (que suele significar que no tiene ni pizca de gracia, pero las gracietas las cuenta un fontanero, un hipotecado o un amargado de la vida cualquiera), pero la enorme producción cinematográfica actual obliga a una aún más exhaustiva categorización que ponga sobre aviso al espectador. Desde aquí, por ello, propongo que se haga justicia con esos géneros que todos conocemos pero nadie se atreve a reconocer oficialmente: “Dramón de barrio”, “Biopic rollete hecho para lucimiento del actor de turno”, “Colección de clichés romanticones de chichinabo” o “Película de Adam Sandler” son algunos de los que se me vienen a la cabeza.
De una mezcla de dos de esos nuevos géneros que todos conocemos, “Drama de superación personal” y “Comedieta de dos tipos completamente opuestos que acaban forjando una amistad legendaria”, surge Intocable, un éxito reciente del cine francés que también está cosechando muy buenos resultados en la taquilla y crítica española.
La película, dirigida/escrita por Eric Toledano y protagonizada por François Clouzet y Omar Sy, narra la historia de Phillippe, un adinerado parisino que sufre de tetraplejia profunda, una terrible afección que afecta todos los aspectos de su vida, tanto físicos como emocionales. Su difícil carácter lo lleva a tener que buscar cuidador personal con gran frecuencia, lo que le incomoda y pone de aún más mal humor. En su camino se topa con Driss, un inmigrante senegalés de ocupación ociosa que malvive al borde de la marginalidad en los suburbios de la ciudad. Su despreocupado y sincero carácter convencen a Phillippe para contratarle y ponerle a prueba.
Estoy razonablemente seguro de que leyendo este último párrafo, la mayoría de vosotros será capaz de imaginarse todos y cada uno de los puntos clave del desarrollo de la película e incluso hasta de adivinar el final. Y no os equivocaríais. Intocable sigue a pies juntillas y sin complejos los estereotipos que todos identificamos con este tipo de historias. ¿Qué es entonces lo que la hace tan especial?
Yo personalmente lo tengo muy claro. En primer lugar, el tono desenfadado que ni siquiera en los momentos más delicados abandona la obra. A través de ingeniosos golpes de humor y situaciones divertidas, Intocable contagia de optimismo y buen rollo no sólo a todos los personajes que la habitan sino (y aún más importante) también al espectador, que una vez entra en el juego se encontrará siendo incapaz de, como poco, desdibujar la sonrisa de su rostro incluso hasta horas después de terminar de ver la película..
Ese humor contagioso no funcionaría si no fuera por el enorme carisma y talento de los dos actores protagonistas y la química casi instantánea que surge entre ambos otra de las claves de esta Intocable. Tanto Clouzet como Sy insuflan de personalidad y unicidad a unos personajes que, en esencia, ya hemos visto antes en infinidad de obras.
Por último, el tratarse de una producción francesa, por comercial que sea, le permite alejarse de algunos convencionalismos y ñoñerías requetevistas que seguramente habrían plagado el largometraje de haber salido de la factoría hollywoodiense.
Por todo ello, recomiendo Intocable a todo el mundo que, como yo, guste de buscar cualquier buena excusa para sonreir.
Lee lo que Paula Perez dice de este film!