No, no, no, no, NO y NOOOOOOOOOOOOOO
En realidad no era tan difícil decir no. Ale, ya te puedes marchar que hemos acabado por hoy
¿Te ha pasado alguna vez que te has sentido saturada con las obligaciones que has decidido auto imponerte?
Te lo creas o no, yo si. Muchas veces queremos hacer feliz a todo el mundo y lo pagamos a costa de nuestra salud, nuestro tiempo o nuestro negocio.
Pueden pasar dos cosas si no aprendes a decir no:
1- Que cumplas con todo el que te rodea, te quemes y no cumplas contigo misma.
2- Que no llegues a cumplir con alguien, te quemes y encima quedes mal con las posibles consecuencias que esto puede tener para la reputación de tu negocio o incluso tu relación personal con la otra persona.
En cualquier caso vas acabar mal, es así, lo siento…
Tu tiempo es una de los activos más importantes que tienes, ¡no lo olvides!
¿y cómo lo solucionamos?
LO primero que tendríamos que hacer sería ser conscientes que si de verdad queremos conseguir llegar a algún lado, tenemos que poner objetivos.
Y una vez que tenemos la decisión tomada, empezaremos a decir que NO a todo aquello que no forma parte de lo que realmente queremos conseguir.
¡OJO! que eso no significa que lo tengamos que dejar todo, significa que nuestro tiempo productivo tiene que ir enfocado a cumplir nuestro objetivo, ni más, ni menos.
Cómo me organizo yo (cuando no decido auto sabotearme):
En mi calendario semanal tengo bloques horarios reservados para:
1- trabajar en los servicios que ofrezco a mis clientes.
Esto viene a ocupar el 70% de mi tiempo más o menos. (aunque debería ocupar menos, pero que le vamos hacer.)
2- trabajar en contenidos para mi marca.
Dedico el 25% de mi tiempo creando ebooks, contenido para el grupo de facebook, posts, mejoras en la web, webinars, etc..
3- proyectos B.
El 5% de tiempo restante va para estos proyectos que no afectan directamente a mi marca, pero en los que me hace ilusión participar por que me parecen buenas ideas, a veces con una visión altruista y otras no.
Y además de repartir las horas de esta manera, lo que hago es usar la matriz de urgente e importante que te muestro a continuación:
Mi cagada de 2016 (te lo cuento todo baby…):
¡Ah! si amiga… aquí está una servidora para cagarla hasta el fondo y más allá…
En 2016 me pidieron un favor y yo que no soy personal de muchos amigos (conozco mucha gente, pero amigos amigos… pocos la verdad, para eso creo que soy muy vasca o eso me han dicho…) pues dije: claro, hasta el infinito y más allá.
Dije que si, aún chocando con mis intereses laborales y personales, para que luego digan que no sé tomar decisiones
¿Qué pasó? Que el favor se llevó mis horas destinadas a proyectos B y las que debería haber estado atendiendo mi propio negocio.
En las fechas en las tenía que haber lanzado un servicio que llevaba tiempo trabajando, ahí estaba yo, a otra cosa… Al final no lancé, para esas alturas de la película mi público y yo ya estábamos quemados: el interés por los suelos y las fechas se habían puesto en mi contra.
Conclusión: Perdí una oportunidad de negocio (por que si amiga, esto no es una ONG aunque a veces pequemos de parecerlo…) ¡por decisión propia!
¿Sabes lo que pasa cuando decides decir no?
Lo más probable es que si no estás acostumbrada a decirlo, lo primero que sientas sea miedo.
Miedo a que se enfaden, miedo a decepcionar, miedo a las consecuencias emocionales de una palabra que en el vocabulario de la mujer parece estar vetada: No.
Después verás que ¡no pasa nada! El cielo no se ha caído y el mundo sigue girando en el mismo sentido y a la misma velocidad ¡Alabado sea el señor!
Normalmente la gente entiende que digas que no, sigues siendo una amiga o colega a la que no van a dejar de hablar y a la que sustituirán rápido (para que mentir, si no lo haces tú, seguro que hay alguna otra pringada por ahí suelta que se coma el marrón).
Igual que ellos tienen derecho a pedir, tú tienes derecho a negarte.
¿Cuándo debería decir que si y cuándo no?
Lo más importante que debería saber, es que tu tiempo es una de los activos más importantes que tienes así que en mi opinión:
1º Tienes que decidir qué es más importante para ti y por qué quieres luchar.
2º Hay proyectos o gente, que directamente no se merecen que se lo dediques, pero tienes que ser tú quien ponga el límite.
De todos modos el otro día oí a Tim Ferriss una frase que me gustó mucho sobre este tema: “si la propuesta no te remueve, aparece un gusanillo en el estomago de entusiasmo entonces es un NO, no un “igual”, “si me da tiempo”. Nada, un No claro y sincero te libera y te ayuda a elegir entre tu salud física-mental y complacer a los demás”.
¿Qué opinas? ¿Eres de las que dice no de forma contundente o aún te queda camino como a mi?
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