Había pasado un año muy duro, pero satisfactorio a la vez. Doce meses de continuo esfuerzo y largas jornadas, pero Jerónimo tenía una amplia sonrisa mientras repasaba una vez más las cifras. Sin embargo, había un detalle que le tenía preocupado.
Doce meses antes, Jero había recibido una propuesta que le había llenado de orgullo. Él era sin duda el mejor vendedor que tenía su empresa, pero con la jubilación de su superior, le habían ofrecido ser jefe de ventas para toda España. Aunque en un principio dudó si aceptar la proposición, porque “no sabía si estaría preparado”, los números le avalaban, las ventas habían crecido más de un 20%.
Jerónimo acompañó a los vendedores, les ayudó a negociar, les dio formación, les enseñó todos los trucos que él solía utilizar, con verdaderas enseñanzas “en tiempo real”, y todos estaban muy contentos de tener al que antes era su compañero como jefe. Todas las zonas habían mejorado su rendimiento gracias a su apoyo.
El aspecto que le rondaba por la cabeza era el económico. Como vendedor, una parte importante de su sueldo provenía de los incentivos por ventas, y él obtenía importantes sumas por este concepto, al ser el mejor vendedor. Ahora, como jefe de ventas tenía un sueldo fijo más elevado, pero no disfrutaba de parte variable.
Cuando aceptó el puesto no le dio importancia a este asunto, y además iba a cobrar un fijo similar o incluso un poco mayor al que había conseguido el año pasado sumando ambos conceptos. Sin embargo, con el gran aumento de ventas que habían conseguido, hubiese cobrado bastante más como vendedor, y de hecho varios de ellos habían ingresado cifras sensiblemente superiores a las suyas.
Decidió hablar con su jefe sobre el tema, pero éste no se mostró demasiado receptivo, argumentando que era lo que había aceptado, y que ahora protestaba porque salía perdiendo, pero si las ventas hubiesen seguido una tendencia más o menos normal, hubiera cobrado algo más en su puesto de jefe, y además ahora tenía “otra categoría”. ¿O acaso quería volver a su puesto de vendedor?
Jero le respondió que, al fin y al cabo, las ventas habían aumentado en parte gracias a él, así que por qué no podía recibir algún premio por ello. Después de mucho insistir, consiguió que su jefe le reconociera en parte sus méritos y le concediera una recompensa en metálico, aunque aún seguía estando ligeramente por debajo lo que hubiera percibido como vendedor, e inferior a lo que él consideraba que había sido su labor como jefe de ventas. También le arrancó la promesa de que el año que viene reconsideraría la posibilidad de tener una parte substancial de su sueldo como variable.
Jerónimo se fue para casa con una sensación agridulce; había conseguido que su jefe recapacitase –al fin y al cabo, era un magnífico vendedor, capaz de convencer a cualquiera- pero no estaba totalmente satisfecho.
Mientras reflexionaba sobre lo ocurrido, sonó su móvil. Era su antiguo compañero Jaime Díaz, que ahora trabajaba en la competencia.
- ¿Qué tal, Jero? Tengo que hablar contigo urgentemente. ¿Podemos quedar mañana en la cafetería del puerto, a eso de las ocho de la mañana?
- Caray, qué prisa, ¿de qué se trata?
- Prefiero contártelo en persona, creo que te puede interesar.
- Vale, pues mañana nos vemos allí.
Al día siguiente, Jerónimo se presentó puntual en la cafetería, y allí estaba Jaime esperándole.
- Jero, te he llamado con urgencia porque me he enterado que va a haber una vacante de vendedor en mi empresa. Ya sé que tú ahora eres jefe y supongo que no te interesará, pero como eres muy bueno en tu trabajo prefería comentártelo por si acaso.
- Hombre, pues no sé, tendría que conocer algún dato más –comenzó Jerónimo, recordando lo que le había sucedido con su jefe el día anterior.
- Si te refieres al dinero, te diré… Aquí puedes cobrar alrededor de un 15% más en incentivos de lo que se cobra en tu empresa, bueno, por lo menos según el baremo que había cuando yo trabajaba allí. Y el fijo también es un poco más alto.
- Sí, eso no ha cambiado desde hace unos cuantos años…
- He creído que sería bueno comentártelo; de todos modos, si te puede interesar concierto una entrevista con mi jefe para concretar, ya verás, te va a gustar.
- Pues no sé qué hacer…
¿Y TÚ, QUÉ OPINAS?
¿TE HA GUSTADO ESTE ARTÍCULO?
Suscríbete, y recibirás a partir de ahora los mejores contenidos sobre economía, gestión empresarial y finanzas personales en tu correo electrónico.