Ja,ja, por risible y absurdo que parezca, en la actualidad, las mujeres valoran más a los hombres por su dinero, su auto o su moto, que por su bonito rostro, su cuerpo, o aún peor, más que por su intelecto o por sus nobles y reales sentimientos hacia ellas. El dicho: «dinero mata corazón y carita», es un decir popular en mi país para dar a entender que un hombre puede ser el individuo más malvado y horrible del planeta, pero si tiene un simple auto, por muy «carcacha» que sea, o si posee una miserable moto, puede obtener a cualquier mujer por vía express; debido a la admiración y la obsesión que ellas sienten , no al individuo, pero sí al objeto que conducen y, el sólo hecho de ser mujeres de un hombre así, las sube de categoría, dándoles un valor más alto sobre aquellas que andan con novios de a pie, tipos, supuestamente, «muertos de hambre», que no tienen absolutamente nada que ofrecerle a ellas o mucho menos «apoyarlas». El estar atrás de un hombre, abrazándole de su cintura mientras conduce una moto, las hace sentir un gran golpe de adrenalina, siendo las reinas del mundo junto a su «macho» cavernícola que las hace considerarse a ellas mismas más mujeres, más valiosas. Ese sentimiento de ser perfectas, de ser las más queridas y mejor valoradas por la sociedad, sube a niveles de éxtasis si van de pasajeras en cualquier automóvil a la par de su macho ideal; aunque el tipejo sea un golpeador, amargado y del tipo pícnico más detestable. Al igual que en nuestro mundo latino machista, la mayoría de hombres, valoran a las mujeres por su cuerpo( específicamente por su culo y sus pechos), por sus actitudes para asear la casa y cuidar a los hijos, su capacidad de serles fieles y, sobre todo, por su sumisión a ellos; así también, ellas nos quieren o valoran por ser su perfecto proveedor y protector ; por ser el tipo fuerte y agresivo que las defiende en momentos de peligro. Es por eso que los hombres que tienen más suerte con las mujeres, no son aquellos que son inteligentes y de sentimientos sublimes, que saben decir cosas muy bonitas al oído de las féminas; sino, muy por el contrario, los individuos con un salario de 3 cifras, con auto, con casa y que, ellas saben muy bien, «tienen donde caerse muerto». Duele decirlo, pero así es; ya que, si la situación fuera lo contrario, no existirían matrimonias desintegrados, con peleas constantes, con abusos de hombres machistas que las golpean, a ellas y sus hijos, a cualquier hora del día; pues las mujeres estarían casadas con hombres con muy buenos sentimientos aunque no tuvieran un auto, una casa o un buen salario. Mientras las mujeres no cambien sus espectro de valores cuando eligen al tipo de hombre que les acompañará el resto de sus vidas y dejen de lado la vanidad al sentirse más mujeres con hombres con dinero y autos que las puedan mantener y proteger y busquen a sus verdaderos «machos alfas», sujetos que las traten bien, que sean excelentes conversadores, comunicativos, que no sean machistas y que las admiren por sus cualidades espirituales e intelectuales, hasta ese momento, las familias cambiarán también. Para finalizar, no todas las mujeres en América Latina son así, pues hay muchas que aún valoran a los hombres por sus cualidades internas y los escogen como pareja, no para que las mantengan, sino para hacer una vida juntos y con esfuerzos.