La felicidad es una palabra que todo el mundo utiliza y a todos atrae. El dinero es otra de esas palabras. Así que unidas, ya verás , seguro que esta entrada es de las más leídas de mi blog. Bromas aparte, últimamente he tenido la desgracia de conocer a personas que por dinero están dispuestas a mentir y a vender sus dignidad. Tienen dinero pero no tienen palabra. Su autoridad no les viene de su madurez ni de su sabiduría, ni de su ética profesional, les viene del dinero. Porque con el compran a personas que son como ellos.
¿Son felices? Te aseguro que no. Las personas avaras nunca están contentas, siempre quieren más. Además como han vendido su alma no pueden disfrutar de las cosas gratuitas que la vida les brinda. Y como han perdido lo espiritual necesitan llenarse constantemente de lo material y para eso necesitan dinero. Además se han construido una imagen que consiste en presumir de lo que tienen porque no pueden presumir de lo que son. Envidian a los que tienen más que ellos, pero sobre todo envidian y no pueden entender a los que teniendo mucho menos son más felices que ellos. Eso es algo que no pueden soportar. El dinero conseguido con el engaño y la explotación de los demás es incompatible con la felicidad. Sobre todo porque estas personas suelen estar rodeadas de avaros también. Y por lo tanto a su lado no hay nadie que les quiera desinteresadamente. No conocen el amor. Intentan comprarlo también, pero ahí no tienen nada que hacer. El amor no tiene precio.