La educación de nuestros hijos comprende muchos ámbitos. Entre ellos está enseñarles a dar valor al dinero y aprender a gestionarlo.
Cada familia tiene unas creencias distintas sobre si hay que dar un dinero semanal a sus hijos, si éste se debe entregar a cambio de realizar tareas, si esos ahorros los deben guardar los hijos o los padres, etc. Sin embargo, quiero aportar mi punto de vista sobre este tema para que esta reflexión sea, si cabe, aún más profunda.
Dar un dinero semanal a los niños les genera una sensación de autocontrol y satisfacción mayor que si se lo damos sólo cuando lo piden o si pagamos lo que quieren sin que ellos toquen el dinero. Por otro lado, se acerca más a la realidad que vivirán cuando sean adultos. A partir de ahí podemos enseñarles a anotar sus ahorros y hacer pequeñas cuentas teniendo en cuenta su presupuesto y el precio de los artículos que desean. Así aprenden el valor del dinero y el precio de lo que quieren obtener, aprenden a priorizar entre unos objetos y otros y a cuidar más aquello que finalmente han comprado. Esto se puede empezar a hacer a partir de los 5 o 6 años con apoyo, e ir aumentando su autonomía y el valor de la semana a medida que crezca.
Dar dinero a cambio de realizar tareas domésticas es un tema más controvertido. Teniendo en cuenta que esas tareas se deben hacer entre todos y por el bien de todos, simplemente por el hecho de convivir en un ambiente limpio y agradable, lo mejor es no dar dinero por hacerlas, ya que en ese caso el objetivo se convertiría en otro: hacerlas por dinero. Sin embargo, para muchas familias estas tareas han pasado a otro plano convirtiéndose realmente en un trabajo remunerado, ya sea porque uno obtiene dinero de este trabajo o porque lo invierte para que otros lo hagan. Así que no es tan descabellado pensar que se pueda dar un dinero extra a nuestros hijos a cambio de realizar algunas de estas tareas. Queda a criterio de cada uno, pero lo que está claro es que resulta más realista que dar dinero porque sí. El dinero no viene nunca porque sí, requiere un esfuerzo. Una opción intermedia es hacerlo sólo en casos excepcionales, cuando necesite más dinero que el que le damos con la semanada, y en ese caso pedirle que se encargue de realizar una tarea distinta a las que acostumbra a hacer.
Obviamente, es importante acompañar todas estas prácticas de explicaciones sencillas que les ayuden a comprender los límites del dinero, la importancia de ser previsor, de cuidar del dinero y los objetos que uno compra, la diferencia entre comprar algo por necesidad o por deseo, la relación entre precio y calidad… Y también ayudarles a hacer sus propias cuentas: planificar el tiempo que tardaran en reunir X cantidad de dinero, calcular lo que les sobrará después de hacer una compra, comparar lo que cuesta un objeto y otro…Después de todas estas reflexiones conjuntas, permitir que gasten sus ahorros en lo que quieran (siempre que no sea peligroso o inadecuado) les ayudará a responsabilizarse de sus inversiones, aprender de sus errores y pensarlo bien antes tomar una decisión económica.