¿Es una tortuga? ¿Es un avión? No, es ¡Stegosaurus, el super-dinosaurio volador!
Cuando Marsh lo describió en 1877 como “lagarto con tejado”, pensó que Stegosaurus era una tortuga y sus placas dorsales correspondían al caparazón. Claro que estaríamos hablando de una tortuga de siete metros, con placas de hasta 60x60 cms. Finalmente, comprendió que se trataba de un dinosaurio y, en 1891, publicó una imagen en la que todas las placas estaban montadas siguiendo una única línea. De nuevo, se equivocaba. Nuestro tireóforo tenía dos filas de osteodermos.
El estegosaurio montado en 1910 en el Peabody Museum of Natural History
En 1910 se montó el primer esqueleto de Stegosaurus en el Peabody Museum of Natural History, con las placas dorsales emparejadas en dos filas. Gilmore alegó que las placas estarían en realidad enfrentadas y en
1924 se volvió a montar alternándolas. El primer estegosaurio animado por stop-motion aparece en 1920 en el corto de Willis O’Brien «Along the Moonbeam Trail» [1]. Obbie volvió a contar con él para The Lost World (1925) y King Kong (1933), donde aún lo reconstruye con las placas emparejadas...
Está claro que las placas de Stegosaurus han dado mucha guerra, pero el colmo de las teorías disparatadas sería publicada el 15 de agosto de 1920 por el aficionado a la paleontología W. H. Ballou en su artículo «The Airplane Dinosaur of a Million Years Ago», en The Ogden Standard-Examiner. El 27 de septiembre, Alrededor del mundo lo tradujo al castellano con el título «El padre de todas las aves». Para evitar el ataque de risa, dejemos que Ballou hable por sí mismo en la traducción de Alrededor del mundo:
“Eran estas aletas, superficies resbaladeras o sostenedoras; especie de planos de los aviones, que podían levantarse o bajarse y transportar a grandes saltos por el aire los enormes corpachones, a permitir al monstruo deslizarse por el aire desde una altura a un nivel inferior. Además se encontró que el peso de este dinosaurio no era tan grande como se creía. Sus grandes huesos eran huecos y con cámaras aéreas como los de las aves, y las aletas muy ligeras”.
Proponer que un cuadrúpedo de entre 5,3 y 7 toneladas pudiera planear ayudándose con placas de sesenta centímetros se nos antoja más optimista que arrojarse por un acantilado con una pala de padel en cada mano. Pero a alguien le pareció razonable. En 1912 había convertido a un hombre en líder de una manada de gorilas y enviado a otro a marte, y dos años después mandó a otro al centro de la Tierra y se la encontró llenita de dinosaurios... ¿quién tenía más imaginación?
Nuestro hombre se llama Edgar Rice Burroughs, el creador de las sagas de Tarzán, Barsoom y Pellucidar, respectivamente. La tesis de Ballou le satisfizo tanto que la incluyó en su crossover Tarzan at
Earth’s Core, donde manda al hombre-mono a Pellucidar. serializada entre septiembre de 1929 y marzo de 1930, en el capítulo XII, “The Phelian Swamp”, podemos leer:
“Mientras Jason Gridley saltaba por la ladera del cañón hacia el guerrero solitario que se enfrentaba al ataque del tremendo reptil que se deslizaba velozmente por el aire desde la cima del acantilado opuesto, en la pantalla de recuerdos de su memoria centelleó la imagen de la restauración de un reptil extinto similar y reconoció a la criatura como un estegosaurio del Jurásico; pero qué inadecuadamente la imagen que había visto había transmitido a su mente las colosales proporciones de la criatura o sugerido remotamente su aterrador aspecto”.
Aunque en este fragmento lo denomina estegosaurio, que es como recuerda el personaje que se llamaba el fósil que había visto montado, en Pellucidar todo el mundo lo conoce como Dyrodor.
"Tarzan at the Earth's Core" (Maxon, 1931)
No tardaríamos en leer en la prensa la primera adaptación de esta novela al cómic, que dibujó Rex Maxon en 1931. Aquí podéis ver la reconstrucción de Maxon del vuelo del moscardón, digo del dyrodor.
Tarzan of the Apes #180 (1968)
Pero no sería la única versión en cómic. Gaylord Dubois y Doug Wildey la adaptaron en Tarzan of the Apes #179-181 (1968) para Gold Key. Wildey ilustró con la seriedad que le fue posible la secuencia del dyrodor planeador.
Aunque se podía hacer con stop-motion (y con animales disfrazados, pero era muy cutre), aquello de los dinosaurios resultaba bastante prohibitivo para la mayoría de presupuestos de la época, así que Johnny Weissmuller no llegó a compartir la pantalla con un dyrodor planeador.
Tarzan, Lord of the Jungle, ep.12 (1976)
En cambio, la inversión que se requiere para animar un dinosaurio con dibujos es la misma que para cualquier otro personaje. La serie de dibujos animados Tarzan, Lord of the Jungle que Don Towsley dirigió para Filmation en 1976-1980 [2] incluyó su adaptación de “Tarzan at the Earth’s Core” como duodécimo episodio de la primera temporada, y la CBS lo emitió el 27 de noviembre de 1976. Aunque incluye tiranosaurios, pteranodontes y algún dimetrodón, no hay rastro del estegosaurio volador. Tal vez los tiempos habían cambiado y los productores estimaron que no era un argumento serio ni siquiera para una serie de dibujos animados.
Finalmente, en el videojuego Jurassic World Evolution 2 (Frontier Developments, 2021) nos encontramos con una manada de estegosaurios que llega volando (suspendida de helicópteros).
Jurassic World Evolution 2
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[1] López Sanjuan, O. (2020) Hace un millón de años: Todo el cine de dinosaurios. Diábolo Ediciones.[2] En España pudimos ver la serie en TVE a partir de 1979 y creo recordar que tuvo su propia colección de cromos.