Revista Opinión

El dinosaurio todavía estaba allí

Publicado el 10 noviembre 2012 por Miguelmerino

 

Estaba teniendo, como siempre, un sueño bastante desapacible. Los sudores fríos y angustiosos eran seguidos de intensas sensaciones placenteras. Las pesadillas iban y venían, entremezcladas con sueños ilusionantes. Durante un momento soñó que estaba en el campo, un día soleado. Le acompañaba Marga, la chica morena (morocha decía ella) que había conocido en el burger y que una vez le miró sin asco. Estaba siendo un día maravilloso y de repente, el verde y refrescante césped se convirtió en una sombría manta de hojarasca amarilla y húmeda. Miró a su derecha, buscando la protección de Marga, pero ésta se había convertido en una hiena de macabra sonrisa. Afortunadamente se dio cuenta de que estaba soñando y entre vueltas, sudores y espasmos, consiguió continuar su simulacro de sueño, aunque contenía mayor porcentaje de vigilia. En otro momento, soñó estar una pista americana, saltaba, corría, se agazapaba con la velocidad de un superhéroe. Sus amigos le vitoreaban y esto le daba alas para correr más rápido, trepar más alto, llegar más lejos. Pero al momento, estaba subiendo por una cuerda y llegando a lo más alto, ésta se deshizo en polvo y cayó contra el duro suelo. Se levantó dolorido e intentó salvar el muro de ciento ochenta centímetros que antes había saltado sin tocarlo. Apenas pudo agarrarse a él y mucho menos impulsarse para subir. De nuevo se dio cuenta que soñaba. Consiguió, más o menos, acompasar la respiración y por fin despertó.

Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí *. Sin solución de continuidad.

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* Se trata del famoso cuento de Monterroso “El dinosaurio”, que pasa por ser el cuento más corto del mundo.


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