Año 551 el rey Agila es derrotado por una revuelta de los siempre rebeldes ciudadanos de Córduba, descendientes orgullosos de los antiguos romanos. Muchos guerreros visigodos y el heredero al trono visigodo de Toledo, de apenas 13 años, es muerto en la precipitada retirada de las calles de la ciudad. El mejor amigo del príncipe, el noble Valtario presencia impotente como una flecha en la garganta acaba con la vida del príncipe. Sangre goda mezclada con la fría lluvia de ese día. No solo es eso lo que se va a perder en la retirada de la poderosa ciudad, una parte importante del tesoro real visigodo queda en manos de los cordobeses, entre los objetos perdidos de más valor esta el famoso Missoriun, una fantástica bandeja de oro que Aecio, el todo poderoso magister militum romano mandó regalar al rey visigodo Turismundo tras la batalla de los Campos Cataláunicos, en la que godos, romanos y otros pueblos derrotaron a la confederación liderada por los hunos de Atila. Estaba fabricado en oro y gemas preciosas y pesaba unos 163 kilos. También en esa retirada de Córdoba se perderá el objeto más importante del tesoro visigodo la famosa Mesa de Salomón.
Composición en la que se une una representación de rey Agila y otra de la ciudad de Córdoba
Han pasado casi 20 años y el nuevo rey y su brazo armado, un Valtario convertido en poderoso y noble guerrero, no están dispuestos a renunciar definitivamente a esos objetos. Ambos se unirán en su recuperación y en la inmensa labor de unificar la antigua Hispania romana (compuesta ahora por los dominios godos, las tierras independientes como Córdoba o las de Cantabria, en manos de los hispano-romanos, las del sur de la península en manos de los romanos de oriente y las de la antigua Galaecia de los suevos,..) en un solo reino, con una única religión y las mismas leyes para todosY un solo gobierno el de Leovigildo, que tiene además la ambición de crear su propia dinastía y acabar así con las ancestrales luchas por el poder dentro de la nobleza visigoda. Ambiciosos proyectos que tendrán que superar a numerosos enemigos exteriores que pueden ser vencidos por las armas e interiores, encabezados por la poderosa e inteligente Gosvinta, dos veces reina al ser la viuda del monarca anterior Atanagildo (cuya facción nobiliaria lidera) y esposa del ambicioso rey, Leovigildo, que con tal de acceder al trono y conseguir su sueño, no ha dudado en renunciar a su anterior esposa, la madre de Recadero y Hermenegildo.
Con este arranque argumental se lanza José Soto Chica (profesor contratado doctor de la Universidad de Granada e investigador del Centro de Estudios Bizantinos, Neogriegos y Chipriotas de Granada) a narrarnos una apasionante aventura que, a pesar de ser fascinante, está muy próxima a la verdad histórica. Y lo hace con el característico estilo narrativo exhibido no solo en sus exitosos ensayos como "Imperios y bárbaros: La guerra en la edad oscura" o "Visigodos: hijos de un dios furioso" sino también en sus dos anteriores novelas "Tiempo de leones" y "El estandarte sagrado" que giran en torno a la figura del gran emperador bizantino Heraclio, el primer abanderado del cristianismo frente a persas y musulmanes.
José Soto Chica
Sus dos anteriores novelas, incomprensiblemente poco conocidas, son apasionantes por estar llenas de acción, amor, aventuras, mística y heroísmo y todo ello narrado con estilo propio que a mí me gusta llamar "narración poética", al introducir en el texto expresiones que elevan a la novela a un plano superior. Los títulos de sus ensayos y el de esta propia novela " El dios que habita la espada" son buenos exponentes de este estilo tan característico en José que impregna también los títulos de sus obras. Os dejo las dos primeras frases de la novela para que sepáis mejor a que me refiero:"Llovía. Agua fría en un atardecer de acero. Agua que se mezclaba con sangre. Era el caos y la tormenta. Era la desesperación y la destrucción de un ejército."
Algo que también me sorprende en esta novela, más que en las anteriores, es la mezcla en la novela de un marco histórico riguroso con la fantasía más desatada y vibrante que hace que al lector le cueste despegar los ojos del texto. José es uno de los mayores y más reconocidos expertos en Tardo-antigüedad, y eso se nota cuando lees sus novelas. En esta puedes aprender mucha historia sobre los visigodos, sobre su mayores soberanos Leovigildo y Gosvinta, sobre la independiente y orgullosa Córduba, sobre la Sabaría o sobre reino de los suevos. En realidad, con el disfraz narrativo de la novela, el lector esta consumiendo pura y verdadera historia. El mérito es que consigue ligar esta base real con la imaginación más sorprendente. En esta novela vamos a encontrarnos una atractiva mezcla de personajes reales(que predominan en la narración) como los reyes Leovigildo, Gosvinta, Brunequilda, Recadero, Bado, Hermenegildo, Iugunda, etc con otros ficticios pero construidos con tal coherencia histórica que bien podríamos pensar que eran reales como el propio Valtario, la princesa britana Rowen, la noble cordobesa Lucila, etc. Y la mezcla continua con los sucesos que se narran, uniéndose en una sola narración los hechos históricos como las sucesivas conquistas que Leovigildo en su labor de construcción de un reino de Toledo que ocupe todo el solar de la antigua Hispania romana, con apasionantes aventuras llenas de combates, incluso en algunos casos magia y aventuras.
Me han gustado todos los capítulos, aunque he disfrutado mucho con aquellos dedicados al viaje de Valtario, Lucila y Bado por el Mediterráneo del siglo VI, su visita a la Roma de la segunda mitad del siglo VI, su descripción de Constantinopla y las aventuras allí vividas junto al sabio godo Juan de Biclaro. Es una novela perfecta para aprender historia de una manera amena y divertida.
Mapa de las conquistas de Leovigildo.
En conclusión no podemos dejar de leer "El dios que habita la espada" galardonada merecidamente con el premio de Edhasa de Narrativa Histórica 2021. Historia rigurosa escrita por uno de los mayores expertos en la materia, mezclada a partes iguales con aventuras, amor, intrigas palaciegas, magia y guerra. ¿ Se puede pedir más?
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