Revista Opinión
Los discurso de los reyes están vacíos porque ya no representan a nadie.Ahora, lo que cuenta es el discurso del candidato. ¿O no? Porque el candidato Rubalcaba ¿a quién representa, hay todavía en España alguien que se sienta socialista?Yo, no. Si el socialismo es lo que han hecho el propio Rubalcaba y Zp, yo no soy, ni quiero ser, socialista porque han hecho exactamente lo mismo que quería hacer Rajoy, o sea, la ultraderecha porque, diganme ustedes, por favor, ¿dónde está en España la ultraderecha o es que no la hay?No creo que exista en el mundo mundial otro país con más ultraderechistas por metro cuadrado.He definido por aquí, ya, muchas veces lo que es la izquierda y, por lo tanto, también lo que es la derecha.Si la izquierda es el culto por la verdad y la justicia, como verán, una definición sencilla y fácil de aplicar, ¿quién coño cumple, hoy, en este puñetero país, ambas condiciones, la de sustentar y defender a muerte la verdad y la de hacer todo lo posible para que impere la justicia?La justicia, también estamos a punto de cansar a todo el mundo de tanto decirlo, no es sino dar a cada uno lo suyo.Y lo suyo, lo de él, lo de usted, y lo mío no es sino aquello a lo que tenemos pleno derecho por haber nacido.Nacer no es poca cosa, te haces miembro de una familia, de un país, de la humanidad y te cae encima una condena terrible, a partir de ese momento, tienes que aceptar una serie de exigencias ineludibles: tienes que trabajar todos los días no sólo para comer tú sino para que también lo hagan todos aquellos a los que la ley da derecho a vivir a tus expensas; tienes que pagar todos los impuestos directos e indirectos que unos señores a los que ni siquiera conoces decidan que tú debes pagar; y tienes que coger un fusil e ir a matar y a morir a unas lejanas tierras, que ni siquiera podrías situar en un mapa pero que alguien, cuya existencia tú incluso desconoces, ha decidido que tú debes defender o atacar que, a veces, es lo mismo.Y a cambio ¿qué, qué es lo que tú recibes a cambio?Te lo digo rápidamente: nada.Porque no es cierto que ellos te protejan de los otros que, por cierto, son ellos mismos, sino que, todo lo contrario, hacen todo lo posible por someterte a sus ilegítimos intereses, de modo que tú no sólo tienes que respetar a Rajoy, por poner un ejemplo, sino que también tienes que sufragar sus gastos, mientras él se ha buscado un gran retiro para cuando se jubile de esto de la política, porque él, como no se cansa de repetir, cada vez que puede, no es igual que tú, que no eres hijo de la polla roja, ni siquiera de la azul, sino que no sabe bien de que coño de polla eres.Y esto es lo que me parece la primera de las grandes mentiras, cuyo combate, si yo lo hiciera, me convertiría automáticamente en un tío de izquierdas: Rajoy, por mucho que él se empeñe, no es más guapo que yo ni siquiera más alto, sí, es verdad, es posible que esté un poco más gordo pero eso es porque no le gusta moverse mucho, a mí, la verdad, tampoco, pero me obligan a hacerlo, si quiero comer un poco hoy, porque no he tenido tiempo, ni oportunidad de hacerme registrador de la propiedad, que son unos tipos que cobran una pasta gansa por asegurarte que nadie va a venir a quitarte ese piso que te compraste con tanto esfuerzo, si no es un Banco; y lo malo es que, al fin, el Banco viene y te lo quita precisamente porque él, el Banco, ha hecho todo lo posible para que tú pierdas ese empleo con el que tenías que ganar el dinero suficiente para pagárselo a él, de tal modo que tú no sabrás nunca para quién realmente has trabajado tanto, porque los Bancos no tienen rostro, ni cuerpo ni mucho menos alma, son esa mala gente que, un día, mandan al juzgado para que te eche de aquello que tú creías tontamente que era tu casa, y el juzgado, que es algo así como lo que es Rajoy, o Soraya, o la Cospedal, y seguro Federico Trillo, el gran jurista, el gran inquisidor, que como buen opusdeista se preocupa, sobre todo, por el dinero de unos pocos.Pero, coño, que se me va a olvidar hablar un poco, nada, en realidad, sobre el discurso del candidato Rubalcaba, que ha venido a decir, en resumen, que él va a intentar, sólo puede prometer y promete que lo intentará, que los Bancos, los malditos Bancos, que queriéndolo o no, han acabado siendo los propietarios de todas las viviendas de España, nos den a cambio una pequeña limosna para contribuir así, de alguna manera que no sea la de llevárselo todo por delante, a salvar a la patria.Y a mí, ¿qué quieren que les diga?, éste me ha parecido un buen discurso.