Felipe VI en su discurso de Nochebuena pronunció frases hermosas, pero inútiles e insuficientes para anular a un depredador sin escrúpulos que se ríe de la ley y que viola la Constitución desde el gobierno. "Fuera del respeto a la Constitución no hay democracia". Bien, Majestad, pero la Constitución no se defiende hablando bien de ella, sino parando los pies a quien la viola, un tal Pedro Sánchez. Algunos medios, con exceso de optimismo, dicen que "El Rey desmonta la justificación de Sánchez para la Ley de Amnistía" cuando dijo «Sin Constitución no hay convivencia» y cuando pidió respeto para los jueces, pero nuestro rey debe saber que los demócratas, los que amamos a España y los que ansiamos la regeneración, estamos hasta las narices de palabras bonitas y lo que exigimos es que el mal que corroe España y destroza el Estado de Derecho, el que impone una amnistía anticonstitucional y el que indulta a delincuentes y canallas, sea frenado de una vez y se le impida seguir arruinando nuestro futuro como pueblo de hombres y mujeres libres. Majestad, gracias por sus palabras, pero usted sabe, como nosotros, que obras son amores y no buenas razones y que la palabra no vale nada si no se acompaña con hechos. ---
Muchos españoles ingenuos esperaban que el Rey repitiera aquella hermosa y patriótica acción de 2017, cuando paró en seco la rebeliós de los golpistas delincuentes de Cataluña, pero no se ha atrevido a hacer lo mismo con Pedro Sánchez, que aunque vista los ropajes de presidente del gobierno, no deja de ser otro rebelde que se ha alzado contra el Estado de Derecho y la Constitución.
Con todo, el discurso fue bonito y lleno de frases acertadas: hay que «preservar» la Constitución «en su integridad» y «respetar» a los jueces.
Si alguien cree que esas frases bonitas y certeras le paran los pies a Sánchez en su proyecto de demolición de la Constitución para contentar a los socios que le mantienen en Moncloa, es un ingenuo. A Sánchez, para pararlo, hay que quitarle el poder.
El periodista Eduardo Inda es uno de los que creen que el discurso del rey ha parado los pies al violador de nuestro estado de Derecho con dos mensajes contundentes: «el primero de ellos es que hay que preservar la Constitución en su integridad, que no hay que manosearla, manipularla ni prostituirla». El segundo es que hay que respetar a los jueces y se deje de invadir el poder judicial por parte de los otros poderes del Estado.
Veremos pronto si es verdad que Sánchez ha sido frenado por el monarca. Veremos pronto si el depredador ha dejado de disparar contra la dignidad y la decencia de España, si deja de hacer concesiones injustas y dramáticas a sus socios catalanes y vascos, si deja de trocear la patria, si deja de acosar a los jueces, si cesa en su tiránico esfuerzo por controlar la Justicia, donde ya ha colocado piezas suyas en el Tribunal Constitucional y la Fiscalía General del Estado.
Por desgracia, soy de los pesimistas, de los que agradecen al rey sus palabras de aliento a los que resistimos, pero no creemos que su discurso sirva para mucho y que en la selva, el león seguirá devorando a su presa, la gacela, por mucho que el cazador blanco le grite y no dispare.
Francisco Rubiales