Revista Cine
Pensaba que no me iba a gustar nada, que iba a ser la típica película con cuatro gracias, un tanto absurda. Sin embargo, después de que me la recomendaran una y otra vez, me decidí a ir a verla, y ¡ha sido todo un acierto! El discurso del rey (The King's speech, por favor, hay que verla en versión original, con el doblaje pierde todo el sentido) es una película con la que te ríes a carcajadas y te emocionas, es entretenidísima y encima sales del cine habiendo aprendido algo de historia. Sin duda, el gran atractivo de la película es el papelón que hace Colin Firth, un actor que me gusta muchísimo desde hace tiempo, y que se merecía un papel como éste para destacar. Os copio la sinopsis de la película.
Tras la muerte de su padre, el rey Jorge V, y la abdicación de Eduardo VIII, Bertie, lastrado siempre por un angustioso tartamudeo, asciende al trono como Jorge VI de Inglaterra. Su país está al borde de la guerra y necesita un líder, por lo que su esposa Isabel, la futura reina madre, le pone en contacto con Lionel Logue, un excéntrico logopeda. A pesar del choque inicial, los dos se sumergen en una terapia poco ortodoxa que les unirá inquebrantablemente. Con el apoyo de Logue, su familia, su Gobierno y Winston Churchill, el rey supera su afección y pronuncia un discurso radiofónico que dará fuerzas para la guerra.
Colin Firth, como digo, borda el papel de monarca soberbio y estirado, pero a la vez con un profundo trauma que le hace tartamudear, un problema bastante grave cuando tiene que dar discursos, especialmente en un nuevo medio muy popular, la radio. Los métodos de su logopeda, interpretado por Geoffrey Rush, son de lo más divertidos, pero también muy eficaces, y por mi experiencia, os puedo decir que muchos de ellos son reales y se siguen utilizando hoy en día. Algunos de ellos, como tumbarse en el suelo para aprender a respirar con el diafragma, separar palabras,introducir alguna letra si cuesta pronunciar algo o utilizar silencios, son algunos métodos que mi profesor de Oratoria en Periodismo nos enseñó en clase y que tuvimos que practicar. Y he de decir que, posteriormente, cuando he tenido que trabajar en radio, son más que eficaces. Es curioso ver cómo algunos de los logopedas del rey le aseguran que fumar fortalece las cuerdas vocales, cuando hoy en día se sabe que lo que hace es inflamarlas y deformarlas totalmente. Pero es que la película no es sólo una sucesión de escenas cómicas del rey aprendiendo a hablar, y creo que ese ha sido el principal fallo del tráiler y la promoción de la película, pues creo que muchos no se animarán a verla por eso. La película además narra la muerte del rey Jorge V, y cómo su heredero Eduardo VIII (interpretado por Guy Pearce) tuvo que abdicar por casarse con una mujer que se había divorciado dos veces (cómo han cambiado los tiempos ¿verdad?). Además, asistimos a la impasibilidad británica (y del resto de Europa) ante la ascensión de Hitler, y cómo cuando los acontecimientos se van precipitando, Inglaterra se da cuenta de que no queda más remedio que intervenir y entrar en guerra. Se produce así la dimisión del primer ministro inglés que aseguró en todo momento que la situación no llegaría a ese momento crítico, y vivimos el miedo y la angustia del pueblo británico ante la seguridad de que se avecina una segunda guerra mundial, aún más terrible que la primera. Hay que destacar el papel de Timothy Spall como Winston Churchill, lo hace muy creíble tanto físicamente como en su actuación; así como el de Helena Bonham Carter, en el papel de la Reina Isabel, esta mujer es realmente increíble y borda los personajes de época. La recreación del momento histórico es impecable, nos traslada a la Inglaterra previa al estallido de la II Guerra Mundial, y a los magníficos palacios en los que vivían los monarcas. Es una película para disfrutar, no sólo de las carcajadas que nos va a provocar, si no de las magníficas actuaciones, especialmente de su protagonista Colin Firth. Eso sí, por favor, y siento repetirme, pero hay que verla en versión original. con el doblaje se pierde totalmente la magnífica actuación de Firth.