Revista Opinión

El discurso filosófico de la modernidad, de Jürgen Habermas

Publicado el 03 febrero 2011 por Romanas
El discurso filosófico de la modernidad, de Jürgen Habermas
En 1986, recibió el Premio Gottfried Wilhelm Leibniz de la Deutsche Forschungsgemeinschaft, considerado como la máxima distinción en el ámbito alemán de investigación. En 2001 obtuvo el Premio de la Paz que conceden los libreros alemanes y en 2003, el Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales.Es doctor honoris causa por las universidades, entre otras, de Jerusalén, Buenos Aires, Hamburgo, Northwestern University Evanston, Utrecht, Tel Aviv, Atenas y la New School for Social Research de Nueva York, y miembro de la Academia Alemana de la Lengua y la Poesía.

[editar]Pensamiento

Si bien su pensamiento entronca con la Teoría Crítica de la Escuela de Fráncfort, su obra adopta perfiles propios que le conducen a profundas divergencias con sus maestros y predecesores. Su trabajo está orientado a poner los fundamentos de la teoría social con los que poder analizar las sociedades del capitalismo avanzado.Aunque el pensamiento de Kant tiene un remarcable lugar en la obra de Habermas, el de Karl Marx juega un papel decisivo. El estrecho vínculo entre una filosofía de la razón muy ambiciosa en términos normativos y una teoría empírica de la sociedad es una característica del pensamiento de Marx que Habermas hace suya y que lo distingue de otros contemporáneos y, en particular, del sociólogo Niklas Luhmann y del filósofo John Rawls, con quienes, no obstante, comparte preocupaciones comunes.
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"Anónimo dijo...

No estamos hablando de correlación de fuerzas, pues, obviamente, la hegemonía del poder lo impregna todo y ofrece una visión de la realidad que puede estar distorsionada. ¿Acaso podía usted prever los sucesos de Túnez, Egipto y Yemen? Usted hace una aritmética de pin-pam-pum y se piensa que con eso resuelve la complejidad de la sociedad actual. ¡Ve cómo no aplica a Marx! Lo peor de usted es que niega la lucha de clases y renuncia a preparar toda actividad revolucionaria y, en cambio, vomita su oportunismo anticlase pidiéndonos la rendición incondicional al voto (in-)útil. Usted sabe que al voto (in-)útil le queda cuarto de hora de existencia porque, lo que resulta un milagro, a día de hoy, y dada la hegemonía impuesta por el poder burgués es que la gente todavía tenga capacidad de salir a la calle a protestar (véase, 27-E), y eso, a pesar de la traición de los sindicatos verticales del poder.
Cuál Luis XVI o Nicolás II se refugia en su casa pesebril sin querer ver la realidad ni los acontecimientos históricos para, finalmente, quedarse sorprendidos cuando el pueblo los va a detener.
Así que, señor párroco idealista que convierte la palabra (idea) en carne (realidad), menos misas con la llegada del infierno, pues ya está en el infierno y la soga al cuello ya se la ha puesto ese mefistófeles pesbrero; que ya no hace falta que venga el otro a ponérsela.3 de febrero de 2011 11:43

 Anónimo dijo...

Eutiquio, a tus 82 tacos te acaban de dejar como a las vírgenes desfloradas, en marxismo. Será mejor que lo dejes a tiempo antes de terminar recibiendo más y que quedes como un panoli inculto; te lo dice un amigo.

Un abrazo.3 de febrero de 2011 13:50".


Pardiez, pues no va el tío y escribe que soy yo el que no está al día en marxismo y se pone a comparar lo que está ocurriendo en el norte de Africa, pueblos, en términos relativos, anclados en la edad media, con la situación en la España actual. Casi me dan ganas de dejarlo, pero no lo voy a hacer, porque no creo que se me vuelva a presentar otra ocasión como ésta de echar abajo todo ese marxismo de guardarropía que vive a expensas de la incultura de los que no saben hacer la “o” con un canuto.
Yo no comprendo cómo esta gente no se da cuenta que su actitud respecto a los textos sagrados del marxismo es idéntica a la de la Iglesia católica respecto al cristianismo. “El capital” no es, desde luego, la Biblia, ni siquiera el Nuevo Testamento, pero la actitud de ciertos marxistas sí que es exactamente igual a la de los sacerdotes católicos y éstos retrógrados me llaman “párroco” a mí.Pero, bueno, creo que será mucho mejor para los que nos leen que fijemos, si os parece, los términos del debate.De ningún modo, pretendo, ni ha pasado por mi cabeza un sólo instante, defender al PSOE ni a Zp por sí y en sí mismos, nada más lejos de mi intención, lo que estoy intentando, muy inútilmente, por lo visto, es explicar un problema táctico, estratégico, práctico de incalculables consecuencias que nos va a llevar a una derrota de tal magnitud sociopoliticoeconómica de la que tal vez no podamos ya reponernos nunca.Y, de verdad, pensaba que lo había expuesto con la necesaria claridad. Por favor, que yo soy tan crítico como el que más con Psoe y Zp, que no se trata de defenderlos, entre otras cosas porque creo que no tienen defensa posible, lo que pretendo es que no perdamos la partida frente a la ultraaderecha, quizá para siempre, porque ésta nos la haya metido doblada, aprovechando que el puñetero Pisuerga pasa por Valladolid.Voy a ver si lo expongo con el menor número de palabras posible:1) la situación política española es la que es,2) y es verdaderamente asquerosa, como dice mi médico que es mi salud,
3) ¿qué podemos hacer para remediarla?:A) una revolución callejera como dice Gramsci que ahora se están haciendo en Túnez, Egipto y Yemen,B) aguantar como sea hasta las próximas elecciones y votar todos a IU y, como sus votos son mucho más caros, entregarle la victoria en bandeja de plata al PP yC) jodernos todos los años que Dios quiera por no haber sabido defender como hombres lo poco que teníamos, si es que teníamos algo, o
D) suicidarnos todos colectivamente.Como habrán udes. observado, la opción de votar al PSOE ni siquiera ha sido considerada por ser absolutamente inviable, según los revolucionarios marxistas-leninista ortodoxos.En cuanto a la opción A), actuar como en Túnez, Egipto o Yemen, aquí, estoy dispuesto a hacer todo lo que haga falta. A mandar.Mientras tanto, y como penitencia por mis muchos pecados de ignorancia marxista, estoy dispuesto a leerme de una tacada todos esos libros que se me han recomendado y quemar los siguientes:1-“Teoría crítica de la sociedad de Habermas”, Tecnos, Madrid, 1978,  de Enrique M. Ureña, autor, entre otros, de “Karl Marx, Economista, lo que Marx realmente quiso decir.”2- “Conocimiento e interés”, Taurus, Madrid, 1982, de Jürgen Habermas.3-“El discurso filosófico de la modernidad”, Taurus, Madrid, 1989, del mismo autor.

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